Pittsburgh (Sindical Press) – Por medio de dos cartas fechadas el 5 y el 17 de julio, la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC) subrayó las anomalías que persisten en el ámbito laboral y sindical de Cuba.
En las misivas, dirigidas a la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von Der Leyen, se describe un panorama desolador en cuanto a derechos y oportunidades para la clase trabajadora cubana que continúa a merced de las instituciones del Estado controladas por el partido comunista.
Otro asunto a destacar de la iniciativa es la petición a revisar el Acuerdo de Dialogo Político y Cooperación (ADPC) entre el bloque comunitario y el régimen de la Isla suscrito en diciembre de 2016, debido al reiterado incumplimiento en el tema referido a la protección y garantía de los derechos humanos, entre ellos la ausencia de un marco legal justo para el normal desarrollo de las fuerzas productivas y el cese de la explotación en la que participan conjuntamente las empresas estatales y un grupo de compañías provenientes de varios países del Viejo Continente.
A propósito del reciente viaje a La Habana del Alto Comisionado de Asuntos Exteriores y Seguridad Josep Borell, previo a la Cumbre de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe en Bruselas, la ASIC recordó sus afirmaciones durante el Consejo Conjunto UE-Cuba, donde el funcionario certificó “el deseo de acompañar a Cuba en su proceso de apertura y de reformas económicas y sociales”, acompañamiento que no ha generado cambios en el modelo que multiplica la pobreza, el estancamiento y la corrupción.
Otro de los temas abordados fue la aprobación de los informes 393 y 397 del Comité de Libertad Sindical por parte del Consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en marzo de 2021 y marzo de 2022, respectivamente, donde se insta al gobierno a que garantice el reconocimiento de la ASIC, su libre funcionamiento y la invitación a celebrar contactos directos para facilitar el dialogo entre las partes y el posterior reforzamiento de la represión contra los activistas.
La ASIC recuerda que el gobierno de Cuba “está violando la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, particularmente los artículos 12, 28, 32, 34, 35 y 49, pero no contamos con la solidaridad del Alto Comisionado y de empresas europeas que se olvidan de los preceptos de responsabilidad social corporativa que según ellos han adoptado”.
Asimismo, expone que se continúan vulnerando los derechos humanos, destaca la inexistencia de un estado de Derecho; el encarcelamiento de más de mil personas por causas políticas, incluyendo menores de edad; el desamparo de los trabajadores a pesar de los llamamientos de la OIT y también la estrecha colaboración con Rusia, que ha puesto en peligro la estabilidad europea y mundial en su invasión a Ucrania.
En una de las cartas redactada a propósito de la Tercera Cumbre de jefes de Estado celebrada el 17 y 18 del citado mes, la ASIC hace hincapié sobre el estado de la relaciones obrero-patronales en Cuba, partiendo de un breve recuento histórico del proceso que llevó a la militarización del país y sus nefastas consecuencias políticas, económicas y sociales, debido al financiamiento de un desproporcionado ejército y fuerzas seguridad.
La precaria realidad socioeconómica y laboral se explica a partir del constante drenaje de recursos para conservar el modelo que se sustenta en la vigilancia y coerción protagonizada por miles de agentes y la movilización militar permanente.
El desempeño del sindicalismo oficial y su activa participación como instrumento de control y conservación de los códigos de neo-esclavitud, implantados por los funcionarios de la Central de Trabajadores de Cuba, son presentados a través de algunos de sus estatus que declaran su adhesión incondicional a los postulados del partido único.
También se recuerda que la ASIC ha tratado en dos ocasiones de solicitar su reconocimiento oficial al amparo de la Ley 54 de Asociaciones, la cual ha sido rechazada por el Ministerio de Justicia, al igual que las recomendaciones de la OIT que piden su legalización.
Como colofón, se plantean una serie de recomendaciones a Borell para una saludable evolución de la asistencia de la Unión Europea a unas reformas que superen el estancamiento y contribuyan a sanear la sociedad.
La ASIC considera de vital importancia el establecimiento de un marco jurídico que garantice la libertad sindical, incluyendo la ratificación de los Pactos de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; abstenerse de llevar acabo cualquier acto de acoso o persecución contra miembros de sindicatos independientes y sus familiares; garantizar el libre movimiento en el territorio nacional, así como la entrada y salida del país; garantizar el derecho a huelga y la negociación colectiva y observar y cumplir las recomendaciones de la OIT, en particular los Convenios concernientes a la libertad sindical y la protección al derecho de sindicación de 1948, el Convenio sobre el derecho de sindicación y negociación colectiva de 1949 y el Convenio sobre los representantes de los trabajadores de 1971.