Las madres trabajadoras son las más indefensas frente a la fallida política económica de capitalismo salvaje en un socialismo inamovible.
La Habana, Cuba – Uno de los derechos fundamentales de la clase obrera son las vacaciones, ese merecido descanso luego de un periodo de labor que se establece a través del contrato laboral con el empleador.
En Cuba los trabajadores, principalmente las mujeres con hijos, adecuan este mes de descanso al receso vacacional de los muchachos, para atenderlos mejor y poder llevarlos a los lugares de esparcimientos necesarios y propios de la edad.
Pero este verano de 2023 se vislumbra como el peor de todos en la historia de Cuba, con una inflación galopante que establece precios por las nubes, junto a la tremenda depreciación del peso cubano.
Las madres trabajadoras son las personas más indefensas ante la muralla que le sitúa el Estado con su fallida política económica de capitalismo salvaje en un socialismo inamovible. Como dice Anay, madre de dos hijos en edad escolar y residente en Jaimanitas, “el estado es el principal enemigo del pueblo en estos momentos”.
Anay trabaja de camarera en el círculo social obrero Marcelo Salado, y dice que hizo un plan de vacaciones para sus hijos: Acuario, Parque Lenin, ExpoCuba, Zoológico, La isla del Coco, pero el único que estaba funcionando era La isla del Coco con muchos aparatos rotos y una oferta de un módulo de confituras, a un precio asequible pero que no alcanzaban para todos.
“En los primeros 20 turnos se agotaron los módulos de confituras”, cuenta Anay, “no sé si tendrán un negocio con los módulos de confituras lo cierto es que hay que ir bien temprano para poder alcanzarlos”.
Otra madre trabajadora de vacaciones este mes se queja de la falta de lugares de esparcimiento que existen para este verano. Clara Vega, que también labora en el círculo social Marcelo Salado de Jaimanitas, asegura que sus hijos tendrán solo playa en estas vacaciones.
“El transporte está muy malo, hace mucho calor, los precios están por las nubes, yo gano tres mil pesos al mes y según la cuenta que sacamos mi esposo y yo, un viaje con los muchachos, por ejemplo al Zoológico, nos sale por lo bajito en tres mil, mi salario mensual, eso si queremos comer en algún lugar y no morirnos de hambre, y si queremos regresar en máquina y no morirnos esperando una guagua”.
La crisis económica, política y social que azota a Cuba cada día pone el listón más alto en la escala de desgracia para los cubanos de a pie. La locura llamada Tarea Ordenamiento y ahora las Mypymes son los puntillazos finales del cuchillo en la sangría del cubano.
Hambre, represión, miseria, desolación, son los mejores apelativos que describen la vida actual en la mayor de Las Antillas.
“Para vivir en Cuba hace falta por lo menos medio millón de pesos al mes, no sé cómo el cubano puede sobrevivir con esta vida de perro que lleva”, se lamenta Dignora Beltrán, empleada de correos en Romerillo, municipio Playa, que está de vacaciones con su hijo y se da cuenta que no tiene recursos para llevarlo ni siquiera al Copelia.
Dignora esperó este momento todo el año y ahora descubre que su espera fue en vano, que las vacaciones son una utopía, un sueño, una pesadilla para las madres trabajadoras que dependen del mísero salario que le paga el Estado, se convierte en una pesadilla.
“No hay dónde ir… ni con qué ir… estamos atrapados en una trampa social, y ahora con estas Mypymes…donde se le va la vida al cubano… y con todos los caminos sin salidas”, concluye.