Los atacantes no se llevaron nada: destruyeron plantas de alimento y cortaron mangueras de riego en aparente acto de sabotaje.
La Habana (Sindical Press) – Una nueva muestra de la saña del régimen contra ciudadanos pacíficos que piensan diferente ocurrió en la madrugada del 30 de abril en la vivienda de la activista Yorsiquelin Sánchez Perdigón, miembro de la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC), en la provincia de Sancti Spíritus.
“Fue antes del amanecer. Sentimos un alboroto de animales en el corral, y cuando abrí la ventana comenzaron a lanzarnos piedras contra la casa. Nos asustamos mucho. Empezamos a gritar y a pedir auxilio”, relató la sindicalista.
Yorsiquelin reside en Ampliación de Colón y calle Primera, en La Sierrita, junto a su hija pequeña, quien es autista y padece una enfermedad crónica llamada dermatomiositis. No pudo identificar el número exacto de atacantes, pero afirma que fueron muchas las piedras y que el acto se ejecutó con evidente violencia.
“Un vecino escuchó los gritos y encendió una luz, entonces cesaron las piedras y los agresores se marcharon”.
Sánchez Perdigón es secretaria general de la ASIC en la provincia espirituana y defensora activa de los derechos laborales. Ha sostenido una postura firme de oposición a la dictadura.
“Intenté llamar a la policía, pero una grabadora respondió que no tenía acceso al servicio solicitado. Para mí, esto es una advertencia de la Seguridad del Estado. No se robaron los lechones, que son lo más valioso del corral, ni ningún otro objeto de valor. Cortaron las mangueras de riego y tumbaron varias matas de plátanos. Esto no fue un robo”.
Pese a su desconfianza en la justicia, Yorsiquelin presentó la denuncia ante la estación de policía, aunque confiesa que no tiene esperanzas de que los responsables sean identificados o sancionados.
“Es un sabotaje —aseguró Iván Hernández Carrillo, presidente de la ASIC—, no fueron ladrones. Había gallinas, patos, cerdos y herramientas de labranza que pudieron tener valor, pero no tocaron nada. Solo cortaron las mangueras de riego e inutilizaron plantas que producían alimentos. Es un ataque dirigido, no un robo”.
La represión de la policía política contra miembros pacíficos de la sociedad civil, como en este caso contra una sindicalista independiente, constituye una violación de los convenios 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El uso de métodos cobardes y mezquinos —como lanzar piedras en la oscuridad contra la vivienda de una madre sola con una hija enferma— pone de manifiesto el carácter sistemático y cruel de la persecución en Cuba.