jueves , 12 diciembre 2024
Un niño de 10 años vende tamales en las calles de Camagüey. (José Luis Tan Estrada / Facebook)

‘El aula para mí es la calle’: trabajo infantil en Cuba

‘En casa estamos pasando hambre y en la escuela no resuelvo comida’, dice un niño que vende pan en La Habana.

La Habana (Orlando García Hernández / DDC) – «Tengo que lucharla (trabajar) en la calle para ayudar a mi mamá», confesó El Tingui, un niño de 12 años que junto a su hermana falta a clases para vender alimentos y útiles del hogar en los portales de la calle Ejido, en La Habana. Así contribuyen a poner alimentos en la mesa de su casa.

La presencia en las calles de Cuba de niños que realizan algún tipo de trabajo para tratar de amortiguar la escasez de alimentos, medicinas y ropa en sus casas ha aumentado en los últimos años y la prensa oficial ha tenido que reconocerlo.

«Luchar el diario» en la calle es en la mente de esos niños mejor que soportar las carencias y la inflación sin poder hacer nada.

Los niños y los ancianos están entre los sectores más golpeados por la crisis sistémica que vive Cuba. Los primeros, porque las familias no pueden cubrir todas las necesidades de su crecimiento; los segundos porque sus jubilaciones miserables los obligan a pasar hambre, si no cuentan con allegados que los protejan.

En febrero de este año el régimen de Miguel Díaz-Canel solicitó oficialmente ayuda al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas para mantener la distribución subsidiada de leche a niños menores de siete años.

Un sondeo del proyecto CubaData reveló que en 2022 a un 82,5% de cubanos encuestados le preocupaba la falta de alimentos en el país. Esa insuficiencia provocó incluso que en el 70,8% de los hogares de los entrevistados alguien comiera menos o se saltara comidas. El estudio también reveló que en el 71,1% de los hogares alguien llegó a quedarse sin comida en algún momento, por falta de dinero o porque no había dónde comprarlos.

Por su parte, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) señaló en su VI Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba que la pobreza extrema en el país se incrementó drásticamente en un año. Según apuntó, el 88% de los cubanos vive con menos de 1,9 dólares diarios y de ellos el 48% ha dejado de comer por falta de alimentos.

«El aula para mí es la pista (la calle)», dijo Yorqui, otro niño. «En casa estamos pasando hambre y en la escuela no resuelvo comida».

Yorqui vende pan dos veces al día, mañana y tarde. En una jornada puede conseguir 600 pesos, menos de dos dólares al cambio actual en el mercado informal de divisas.

Entre las actividades que más realizan los niños están la venta de productos agrícolas, de pan, galletas, helados, confituras y útiles del hogar. Pero algunos incluso trabajan en la construcción, según sus testimonios.

«Trabajo en la construcción desde mis 13 años, fundiendo placas de concreto», dijo Yuniel, ahora de 15 años de edad. Aseguró que puede llegar a trabajar entre seis y diez horas en un día.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define al trabajo infantil como «cualquier trabajo físico, mental, social o moralmente perjudicial para los niños y niñas, actividades que interfieren con su escolarización, obligándoles a abandonar desde temprana edad las aulas, o combinando largas jornada de trabajo pesado».

Según expertos, reducir la pobreza es una de las medidas más eficaces para eliminar el trabajo infantil, que produce efectos negativos en los menores. Los niños pueden desarrollar enfermedades y dolencias crónicas y desnutrición por estar expuestos a largas jornadas, cargas pesadas, sustancias peligrosas o a ser víctimas de abuso por parte de los adultos.

La UNICEF señala que uno de cada diez niños de entre cinco y 17 años de edad trabaja en el mundo, y hace un llamado a los gobiernos para que aborden efectivamente el tema del trabajo infantil y protejan los derechos de las niñas y niños.

En Cuba, la Constitución, en su Artículo 66, proscribe el trabajo de niñas, niños y adolescentes. El Código de Trabajo, en el Capítulo 1, apartado de Fundamentos y principios del derecho de trabajo, Artículo 2, inciso d), establece «la prohibición del trabajo infantil y la protección especial a los jóvenes en edades comprendidas entre 15 y 18 años, que se incorporan al trabajo, con el fin de garantizar su desarrollo integral». El Capítulo 5 de esa protección especial, refiere que «excepcionalmente son autorizados a trabajar por haber finalizado sus estudios en la enseñanza profesional o de oficios, u otras razones, que así lo justifiquen».

Por otra parte, el Artículo 138 del Código de las Familias regula el contenido de la responsabilidad parental y los deberes y obligaciones de los padres y madres en relación con sus hijos menores de edad. Y el Decreto-Ley 44, sobre el ejercicio para el Trabajo por Cuenta Propia, prohíbe la contratación de menores de 15 años.

Pero más allá de las leyes y el discurso oficial, la miseria que causan los errores económicos del Gobierno empuja a los menores a subsistir, y cada vez son más los que se enfrentan al dilema trabajo-escuela.