Declaraciones del viceministro evidencian que el régimen explota a conciencia a los médicos exportados que no cobran directamente sus salarios.
Ginebra (DDC) – Un grupo de 64 estados, encabezados por La Habana, destacó este jueves, en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el “papel fundamental de la cooperación médica internacional”, que el régimen cubano usa como coartada para su lucrativo negocio de exportación de profesionales de la salud.
“Enfatizamos que los Estados deben abstenerse de imponer cualquier medida coercitiva unilateral, bloqueos o embargos contrarios a la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, que restrinja el suministro a otro Estado de medicamentos y equipamiento médico adecuado, como medio de ejercer presión política o económica”, dice la declaración leída por la representación de La Habana en la ONU y citada por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de Cuba.
El régimen cubano lleva años aprovechando la falta de acceso a servicios básicos de salud de millones de personas en el mundo para enviar a sus médicos a lugares remotos e incluso peligrosos, a los que rechazan ir profesionales locales, y obtener jugosas sumas de dinero por ellos.
La práctica de despojar a los médicos de entre el 75% y el 90% de sus salarios, además de limitarles el derecho a circular libremente y a relacionarse sin restricciones con los nacionales del país a donde son enviados, entre otros, ha sido calificada de trabajo forzoso y trata de personas en la propia ONU.
La declaración leída este jueves, como admitió el MINREX en su nota de prensa, “se emite en el contexto de la deshonesta campaña promovida por el Gobierno de los Estados Unidos contra la cooperación internacional médica de Cuba”.
El actual Gobierno de Estados Unidos, en la figura de su secretario de Estado, Marco Rubio, ha anunciado restricciones de visados contra los funcionarios, tanto de Cuba como de los países receptores de las llamadas “misiones”, que estén involucrados en la explotación de los profesionales cubanos de la salud.
La exigencia fundamental del político cubanoamericano es que los gobiernos paguen directamente a los profesionales cubanos, en vez de hacerlo a través del régimen, que se apodera de la mayor parte de esos ingresos.
La presión ha comenzado a rendir frutos. En mayo, tras una reunión entre funcionarios de EEUU y Bahamas, el primer ministro de la nación caribeña, Philip Davis, anunció una renegociación de los contratos laborales de los galenos cubanos, sobre la base de que todos los trabajadores extranjeros vinculados a programas estatales recibirán sus salarios directamente, sin intermediación del régimen.
Recientemente, el Gobierno de Bahamas anunció que “se está preparando para cancelar contratos con profesionales de la salud cubanos después de conversaciones con el Gobierno de EEUU”.
En Guyana, el jugoso negocio de La Habana tendría los días contados, según testimonios del entorno de los colaboradores.
Declaraciones del viceministro de Relaciones Exteriores evidencian que el régimen cubano es consciente de que explota a los médicos exportados que no cobran directamente sus salarios
Declaraciones recientes del viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, evidencian que el régimen es consciente de que explota a los médicos exportados que no cobran directamente los salarios que pagan por ellos los gobiernos receptores de las misiones. No obstante, un testimonio ofrecido a DIARIO DE CUBA demostró que La Habana también explota a los profesionales que, por circunstancias ajenas a las autoridades de la Isla, sí reciben directamente sus sueldos.
Fernández de Cossío negó, en entrevista publicada por la agencia española de noticias EFE un día antes de la lectura de la declaración en la ONU, que las “misiones” constituyan trabajo forzado y aseguró se basan en “acuerdos bilaterales soberanamente firmados”.
“No se trata de trabajo forzado, se trata de cooperación médica que la comunidad internacional —incluyendo por lo menos dos secretarios generales de Naciones Unidas— ha celebrado durante décadas”.
El viceministro cubano remarcó que los programas son totalmente legítimos, mecanismos de “cooperación médica” basados en “acuerdos bilaterales soberanamente firmados” entre La Habana y terceros países.
“No es una imposición de Cuba, no es una entrada por la puerta trasera de Cuba en ningún país”, subrayó, aunque varios colaboradores han denunciado que sus obligaciones incluían persuadir a la población local de votar por los partidos afines al régimen.
En referencia a las acusaciones de Marco Rubio, de que las llamadas misiones constituyen un “programa de exportación de mano de obra” que “abusa de sus participantes, enriquece al corrupto régimen cubano y priva a los ciudadanos de la isla de la atención médica esencial que tanto necesitan”, Fernández de Cossío dijo que el cubanoamericano ataca las misiones médicas con sanciones para “tratar de desprestigiar” a (el régimen de) Cuba y limitar una de las principales fuentes de divisas del país.
Acusó además a EEUU de tratar con “falacias” de imponer un “prejuicio” que pretende “poner una duda sobre la legitimidad” de estos programas cuando, aseguró, son similares a algunos de Naciones Unidas y de sus agencias.
Sin embargo, al ser preguntado sobre la posibilidad de que los Gobiernos receptores de las misiones paguen de manera directa a los médicos cubanos, su negativa a responder fue más que elocuente, pues delató que La Habana explota a los médicos a conciencia, al no dejar que cobren directamente.
“Si yo respondo esa pregunta, parece que es ilegítimo lo que hace (el régimen de) Cuba en los lugares donde no se paga directamente”.
Pero también en los países, como Arabia Saudita, donde los gobiernos les pagan directamente, los médicos cubanos son explotados por La Habana.
El doctor Alex Pardo Castro, quien fue enviado a la nación árabe en septiembre de 2019 y trabajó allí hasta mediados de 2020, contó a DIARIO DE CUBA en febrero de 2021 que tenía que entregar a las autoridades cubanas “del 75% al 90% de tu salario y trabajar 64 horas semanales. Trabajábamos 48 horas, más 16 de guardia. Con el dinero que te quedaba, tenías que pagar renta, agua, electricidad, transporte y alimentación. Todo corría por tu cuenta”.
En Cuba, Pardo Castro había firmado un contrato con la parte árabe, según el cual todo el dinero —unos 4.000 dólares— era para él. Luego supo que la parte cubana quería recibir el dinero de la parte árabe y depositar un porciento en la cuenta del colaborador.
“Cuba le propuso eso a Arabia Saudita y Arabia Saudita dijo que no, que ellos iban a pagarle al médico cubano lo que prometieron. Entonces, la parte cubana creó lo que se conoce como ‘sistema de conciliación'”, explicó el doctor hace cuatro años.
Lo que esconde el eufemismo “sistema de conciliación” es que el profesional, tras recibir directamente el dinero del Gobierno del país para el cual trabaja, debe entregar al régimen cubano lo que este le exija.
Según Pardo Castro, la cuenta en la que le ponía el dinero al Gobierno cubano debía estar a nombre de un familiar, para no despertar sospechas en la parte árabe.
“Por ejemplo, yo enviaba el dinero para el Gobierno de Cuba a una cuenta a nombre de mi mamá. Para los árabes, yo le mandaba el dinero a mi familia y no es así. Uno mandaba el dinero para el Gobierno de Cuba”.