lunes , 2 diciembre 2024

¿Quiénes disfrutan de los Círculos Sociales Obreros?

Inasequibles para el trabajador de a pie, estos centros son reservados para el disfrute de la élite y sus fieles.

Ernesto C. Burgos | La Habana – Los Círculos Sociales Obreros (SCO) están destinados a la recreación del pueblo trabajador. Al menos oficialmente, esa es su función. No obstante, acceder a ellos es también una cuestión de fidelidad política. No todos los hijos del pueblo trabajador pueden disfrutar de estos centros.

Las plazas en los Círculos Sociales son asignadas por los sindicatos cubanos, todos controlados por el Gobierno. Supuestamente, todos los trabajadores cuentan con acceso a ellos, pero los cupos son asignados en base al cumplimiento de criterios establecidos por los sindicatos y a la disponibilidad de cupos en los centros sociales. Entre los criterios de los sindicatos se cuenta la antigüedad del trabajador, su pertenencia a las organizaciones políticas (UJC, PCC) y la condición de obrero destacado.

Alejandro, trabajador del sector gastronómico, comenta: «Para mí eso no existe. Me he pasado más de 20 años trabajando en este giro y nunca he ido a ninguno. Creo que a nosotros nos toca el Cristino Naranjo, pero allí nunca se organiza nada para los trabajadores. Bueno, para los jefes sí se organizan cosas y para la gente del sindicato. Al final, todo se queda allí arriba».

Un dirigente sindical, entrevistado para este reportaje, comentó: «Lo que pasa con los Círculos Sociales es que generalmente se asignan a los miembros del PCC y la UJC por los centros de trabajo. No importa si tú fuiste el obrero vanguardia. De hecho, se supone que todos los miembros del Partido son vanguardias. Así que la cosa se queda en ese ambiente».

A pesar de ello, la prensa oficial ha anunciado a lo largo de la etapa estival la rehabilitación de muchos de estos centros tras décadas de abandono. El diario Granma, en su edición del pasado 20 de julio publicó que se abrían «diferentes posibilidades de esparcimiento en los Círculos Sociales Obreros y sus balnearios».

En el mismo artículo se reseña que los Círculos Sociales Obreros «incluyen desde hace dos años en su programa de actividades el estímulo a la juventud cubana, en coordinación con la FEU y la UJC».

Uno de estos casos de atención a la juventud pudiera ser el Festival de Música Electrónica, celebrado en el Balneario Universitario, uno de los pocos eventos a los que se puede asistir sin invitación de alguna «organización de masas».

«Personalmente, nunca he sido invitado a ninguno de esos lugares. Hace como un año fui al Marcelo Salado, pero porque tenía una novia que era secretaria de la UJC en la Universidad de La Habana. Ella me invito y así fue que pude entrar. Todos los que estaban allí, al menos con los que hablé, eran militantes. Al final te das cuenta de que esta gente mucho bombo y platillo con la juventud, pero solo con la juventud comunista. El resto a ‘mamar huevo'», comenta Rolando, de 22 años.

Muchos trabajadores ni siquiera conocen de su existencia

Aunque los trabajadores del sector educacional cuentan con un círculo social a su disposición, muchos de ellos ni siquiera lo saben. La falta de acceso a él, aun después de décadas de trabajo, hace que duden de su existencia.

María Ester, trabajadora del sector educacional, comenta: «La directora de mi escuela tiene guardadas las tarjetas para hacerse socio del Círculo Social de Educación. Pero la verdad no tengo idea de cuál es ni de donde está. En los años que llevo trabajando, nunca me había enterado de que existiera un Círculo Social para nosotros.»

«Ni siquiera durante los años 80, que esto estaba bueno, los maestros tuvimos Círculos Sociales. Íbamos a Tarará, pero para atender a los niños, no era un estímulo para nosotros. Ya en 2015, cuando me retiré, Tarara ni siquiera existía. Pero sé que dan casas en la playa, ninguna para los profesores, son para los dirigentes del Ministerio», explica Adelaida, maestra retirada.

Un funcionario del Ministerio de Educación entrevistado para este reportaje comentó: «Es normal que la gente no sepa que existen. El Círculo Social de Educación es el Abreu Fontán. A primera vista es muy fácil hacerse socio, solo necesitas una carta del trabajo y 10 CUP. Pero el problema es que ese círculo es también de Cultura y Deporte. Así que conseguir una plaza es imposible, tienes demasiada gente».

Sara, trabajadora del ICRT, comenta: «Siempre es lo mismo. Hace unos años en mi trabajo dieron posibilidades para que algunas personas se convirtieran en miembros de nuestro círculo social. Al resto nos dijeron que más adelante tendríamos la misma oportunidad. Todavía estamos esperando.»

El Círculo Social Otto Parellada brinda atención a los miembros de los ministerios de Salud y Ciencia. Luisa, médico general integral, comenta: «Eso es nuevo para mí. No tenía ni idea de que existieran Círculos Sociales para nosotros. Supongo que las actividades serán para los funcionarios, porque llevo 11 años metida en un consultorio y nunca he puesto un pie allí dentro».

Es barato, pero poco

Las ofertas de los círculos sociales incluyen como principal atractivo la oferta de productos gastronómicos a precios asequibles. Granma comenta que hay un paquete de confituras para los niños. Contiene «galletas dulces, pellys, caramelos, africanas, helado y refresco». En tanto, la cerveza de lata que se oferta es a 4.00 CUP y la dispensada a 3.50 CUP el vaso.

Aunque Granma trata de ofrecer una imagen de variedad, no especifica, por ejemplo, el tema de las cervezas. Pudiera pensarse que se refiere a marcas como Cristal y Bucanero, que cuestan 1.00 CUC en el mercado nacional. En realidad, se refiere a las cervezas que se venden en CUP, la Mayabe y la Cacique. Tampoco se puede comprar la cantidad que el cliente quiera, sino las que están asignadas por cada invitación.

En cuanto a los paquetes de oferta para los niños, Eva comenta: «Eso es como todo. Te lo digo porque en el Círculo Social de Gastronomía y Comercio, parece que el tipo del sindicato se volvió loco y organizó una actividad para todos. La comida, arroz y pollo, estaba buena. Pero las galletas para los niños fueron contaditas con los dedos y el helado es una bolita tamaño mini».

Aunque Granma insista en la abundancia de la oferta, fuentes internas confirman la experiencia de Eva.

«Las cosas se cuentan bien porque allí está la búsqueda de uno. No puedes repartir galletas a lo loco porque si se acaban antes es un lío. Por eso se cuentan bien, y si son cinco con cinco se quedan. Lo que sobre, uno se lo puede llevar. Lo mismo pasa con las cervezas y la comida. No es nada del otro mundo. Es lo que pasa en todos los trabajos en Cuba», explicó, bajo anonimato, un empleado de un Círculo Social.

Ya sea por falta de interés o por la exclusión que sufren a manos de los sindicatos obreros, la mayoría de los trabajadores no frecuentan los Círculos Sociales. Los pocos que asisten, afirman que lo más positivo que encuentran en estos son las piscinas, en aquellos que cuentan con una.

Hugo, trabajador de Comercio, resume en cierta manera el sentir de los cubanos con respecto a estos sitios: «Yo prefiero robar a las dos manos y poder irme con mi familia al lugar que quiera. A fin de cuentas, los Círculos Sociales son para comer mierda. Una actividad cada mil años y cuando se acuerden de ti».