martes , 23 abril 2024

Trabajadores cubanos: laboran sin cesar y no tienen dinero para gastar

Con la «revolución cubana» los derechos laborales se perdieron y los sindicatos pasaron a ser fieles servidores de la Administración.

LA HABANA, Cuba (Martha Beatriz Roque Cabello / CN) – La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es la única agencia “tripartita” de la ONU, ya que reúne a gobiernos, empleadores y trabajadores de los Estados miembros; todos tienen el mismo derecho al voto durante las deliberaciones de sus órganos principales. Cuba es un Estado miembro de la OIT.

En el caso de los trabajadores, las organizaciones a las que pertenecen son designadas de forma habitual como sindicatos y gremios, que tienen el fin de representar de manera colectiva los intereses de la clase obrera. En el mundo libre, las empresas internacionales suelen negociar acuerdos con estas agrupaciones.

En nuestro país existe la Central de Trabajadores Cubanos (CTC), una central sindical subordinada al Partido Comunista de Cuba. Su secretario general (puesto también por designación), es Ulises Guilarte de Nacimiento, una persona oscura y desagradable para la mayoría de los que tienen relaciones con él. Es de Artemisa, ingeniero en Control Automático, tiene 57 años y para recibir directamente las órdenes partidistas, es miembro del Buró Político del PCC, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y miembro del Consejo de Estado. Proviene del Sindicato de la Construcción. Todo un dirigentazo, como se dice en el refranero popular: músico, poeta y loco.

La CTC tiene un aproximado de 3 millones de trabajadores, que en cada Sección Sindical contribuyen con un por ciento de su salario a mantener la organización cuya ideología política es el “socialismo”. Cuenta con un periódico nacional, que es su órgano, Y que se llama Trabajadores -con circulación semanal- cuyos objetivos son informar y orientar a los trabajadores. Pero en realidad lo que hace es apoyar las decisiones de la dictadura y poco se ocupa de las necesidades de las personas para las que se supone fue creado; aunque se dice que surgió como heredero del movimiento obrero y militante en Cuba.

Subordinados a la CTC existen 18 Sindicatos Nacionales, que desde 1939 estuvieron integrados a esta central sindical.

Todo lo anterior le permitiría pensar a cualquiera que no conozca cómo funciona el régimen que con tanta rimbombancia los problemas de los trabajadores están resueltos en Cuba, porque pueden ser planteados en cualquier instancia; y esa es la idea precisa que utiliza la dictadura para explicar el vínculo gubernamental con la clase obrera.

Ha habido ideas brillantes, gestadas en la mente del “sabelotodo” en Jefe, hoy convertido en piedra, que han afectado la disciplina laboral en el país, como por ejemplo: cuando decidió implantar el “horario de conciencia”, eliminando las tarjetas de entrada y salida al trabajo; o también en el momento que dijo que la contabilidad no era necesaria, con solo un poco de estadística bastaba. Todavía hoy en día se pagan las consecuencias que todo ello trajo.

En ocasión del Congreso de la CTC en 1966, el fallecido dictador dijo: “La Revolución significó la oportunidad de liberarse de todas esas presiones… de liberarse del trabajo excesivo, liberarse del trabajo intensivo”. Estas palabras –entre otras– quizás hicieron pensar a muchos que no había que trabajar y las consecuencias fueron el relajamiento de la disciplina laboral, de la intensidad del trabajo y la disminución de la productividad.

En fin, se perdió la idea de que el trabajo es el creador de las riquezas, de los beneficios para todos y que es un deber social fundamental.

Estuvo presente también en años anteriores la época del trabajo voluntario, y muchos dirigentes en la agricultura, por poner un ejemplo, pensaron que podían resolver la preparación, siembra y recolección con trabajadores voluntarios . Todo ello contribuyó a la holgazanería.

Se llenaban la boca diciendo que habían liberado a los trabajadores de la explotación y lo que hicieron fue liberarlos del deseo de trabajar.

Sin embargo, se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que también les arrebataron todos sus derechos. Por ejemplo, el aguinaldo pascual quedó eliminado, los escalafones para ocupar cargos quedaron sustituidos por el dedo del dirigente de turno que designaba a la persona “revolucionaria” que considerase adecuada. Esto sucedía incluso a altos niveles, porque sustituían un ministro y no se nombraba al vice ministro primero, en la mayoría de los casos se ponía en su lugar a un cuadro que ni siquiera conocía la actividad y que su primer mandato era aprender lo que tenían que hacer para poder dirigir.

Pero lo más importante, los derechos laborales se perdieron, los sindicatos no respaldan a los trabajadores cubanos, por el contrario, son fieles servidores de la Administración. Y el peor problema que pueda tener un trabajador en su centro laboral está vinculado al hecho de disentir en el trabajo, cuyo resultado es su inmediata expulsión; no importa si son graduados universitarios imprescindibles o si ocupan cualquier cargo secundario. En el momento que esto ocurre multiplican al individuo por cero y lo separan de forma total de la sociedad.

Una parte considerable de la PEA (Población Económicamente Activa) no quiere trabajar. Sobre todos los jóvenes, porque saben que no pueden satisfacer sus necesidades con el salario que van a obtener, es más fácil la “búsqueda” por fuera, inventando como le dicen a hacer operaciones comerciales en el mercado negro.

Cualquier análisis que se pueda realizar de la economía en Cuba tiene una sola conclusión y llega a un solo resultado: “No funciona”.