viernes , 29 marzo 2024

Una burla a los sindicalistas del mundo libre

Reunir a sindicalistas de países libres en un país que prohíbe el libre sindicalismo es cuando menos una enorme farsa.

La Habana (ASIC) – El régimen comunista cubano agoniza. Aunque como casta y clan se ha enriquecido, como estructura de poder con toda su ineptitud ha hundido el país y sobrevive gracias a las manipulaciones mediáticas y a su  viejo canto de sirena, un discurso que todavía engaña a segmentos de países desarrollados que los aúpan.

Su último esfuerzo por movilizar fuerzas externas a su favor ha sido el evento de solidaridad mundial celebrado esta semana en La Habana. Este Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba y el Antimperialismo reunió a más de mil delegados cubanos y extranjeros de 271 organizaciones políticas, sindicales y sociales procedentes de 58 países y fue clausurado por el gobernante Miguel Díaz- Canel.

En sus palabras a los invitados, Díaz-Canel les dijo que se sintieran en sus casas, “porque Cuba es y será siempre la casa de los trabajadores, porque en Cuba los trabajadores están en el poder. Ni reyes, ni multimillonarios, ni representantes de una oligarquía, trabajadores cubanos”.

El mandatario cubano recientemente “reelegido” se burla en la cara de las organizaciones sindicales de otros países al enunciar que en Cuba los trabajadores están en el poder, cuando son los propios obreros la clase social más desvalorizada del espectro ciudadano.

La inflación y la bancarrota en la economía debido a políticas fallidas tales como los lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) y la Tarea Ordenamiento colocaron al salario del trabajador cubano entre los más despreciados del planeta.

Reunir en Cuba a sindicalistas de países libres en un país oprimido de un solo sindicato permitido, gobernado por un régimen tiránico que prohíbe la libre afiliación sindical y no permite que los trabajadores luchen por sus derechos laborales, es cuando menos una farsa de magnitud mayor, aunque no asombra, la dictadura cuenta con un largo itinerario de absurdos y contrasentidos, mostrados por el régimen comunista durante más de seis décadas de dictadura.

Acusado por el tribunal de Londres por deudas millonarias, acosado por el Club de Paris, evadiendo como delincuentes internacionales el Examen Periódico Universal de la ONU, legislando en contra de su pueblo contra cualquier atisbo de intención libertaria mediante leyes draconianas, el régimen comunista hace malabares para mantenerse en el poder, como este encuentro.

La Habana no ha firmado ni ratificado el Protocolo Facultativo de la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Tampoco ha ratificado el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, dos protocolos facultativos parta el reconocimiento de la libertad de partidos y el ejercicio seguro de los derechos de expresión, reunión, manifestación y protesta.

No ha ratificado el Protocolo de 2014 del Convenio sobre el Trabajo Forzoso, que le permite lucrar con la venta de servicios profesionales y las condiciones de contrato de los especialistas que exporta.

Tampoco ratificó el Protocolo Facultativo de la Convención sobre la eliminación de la pena de muerte, y en su lugar extendió el número de artículos sancionables con esta condena a las formas de oposición al régimen.

Tampoco el Protocolo facultativo sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, lo que impide que se investiguen a fondo los actos discriminatorios de toda índole que se ordenan contra la mujer por razones políticas,  afectándole derechos fundamentales como el acceso a formas de empleo y la inclusión plena en la sociedad.

Así mismo, no ha ratificado el Protocolo Facultativo de la Convención del Niño, lo cual impidió que el Comité sobre los Derechos del Niño investigara el maltrato y la represión desatada contra menores de 18 años de edad manifestantes del 11 de julio. Decenas de ellos continúan cumpliendo severas condenas, negándoles el derecho beneficio de excarcelación.

Con ese oscuro expediente repleto de ausencias de compromisos con los derechos humanos, Cuba reúne a sindicalistas del mundo libre y a organizaciones de trabajadores, buscando apoyo y solidaridad, en momentos en que su economía acelera su caída libre y sus huestes represivas se lanzan a la calle a callar con palos a los manifestantes pacíficos, entre ellos miles de trabajadores, que no soportan más la pesada carga de la tiranía y la esclavitud a que están sometidos por la dictadura comunista.