sábado , 27 abril 2024
Fidel Castro en comparecencia el 15 de octubre de 1960 ante el Frente Independiente de Emisoras Libres, con el que se realizó la intervención estatal de todos los medios de información radiales y televisivos privados.

Tan ciegos como manipuladores

Tan cerca de las penurias de los trabajadores estadounidenses y tan lejos de la indefensión y reclamo de los cubanos.

La Habana (Sindical Press) – La prensa oficialista cubana no deja de manipular la realidad socio laboral y sindical de otras naciones. En su obcecado afán por confundir a los pocos lectores que aún hurgan en sus páginas como quien sueña encontrar un tesoro en medio de un basurero, los periodistas a la orden del régimen omiten, tergiversan y venden como ciertas sus retorcidas, macabras y nulas ilusiones.

No por gusto, y en días recientes, la decana de los amanuenses de la prensa oficial en la isla, Juana Carrasco Martín, publicó un panfleto sobre los sindicatos estadounidenses que, bajo el título de “Tan ricos y mezquinos”, puso a llorar de placer y de pena –por la desdicha de los trabajadores yanquis– a los seis o siete nostálgicos seguidores del envejecido y decrépito Juventud Rebelde.

Según la talentosa y proporcionalmente sumisa periodista cubana, “los sindicatos o uniones en Los Estados Unidos son escasos e insuficientes para representar a la clase trabajadora de la nación con más poder económico del mundo y para colmo los multimillonarios arremeten contra ellos y quieren ilegalizarlos”. “Realmente –agregó la columnista– es sórdido, escandaloso e indecente”.

Como broche de oro a su compungida y revolucionaria aflicción por la mala suerte de los trabajadores y sindicalistas norteamericanos, la Carrasco gimió –no sé si de pena o por la golosina de los millones– que “los abogados de Spacex, cuyo dueño es Elon Musk, y de Amazon, posesión de Jeff Bezos, dicen que el tribunal supremo de Estados Unidos se equivocó en 1937 al permitir que los trabajadores tuvieran derecho en el trabajo”.

Además, entre otras perlas del manual comunista desgranadas por Juanita en la garganta del proletariado norteamericano, resaltan, como la hoz y el martillo redentores, que “hace poco más de 17 lustros –exactamente 87 años–, bajo La administración de Franklin Delano Roosvelt y su política de New Deal, los magistrados aprobaron la NLRA, es decir, la Ley de Seguridad y Relaciones Nacionales, que no sólo les permitió a los trabajadores “formar sindicatos”, también “les dio la garantía a los jubilados de no caer en la miseria” y “fue el fermento de mejores condiciones de trabajo” de la llamada clase media estadounidense.

No obstante, aunque todo se fue a bolina, según afirma Juanita ¿quién dice que todo está perdido? –como clamara el filósofo comunista Fito Páez– si ella, la mismísima, viene a ofrecer su corazón en apoyo al desespero de los trabajadores estadounidenses, cuando señala que durante 2023 las huelgas en Estados Unidos son las más altas desde el 2000, pues hubo 33 huelgas laborales importantes con 458 900 trabajadores en paro por reivindicaciones salariales.

No hay dudas que ante la sagaz investigación y el profundo escrutinio de Juanita sobre la realidad de la clase obrera norteamericana debo quitarme el sombrero, pero también, como trabajador en Cuba que fui, y sindicalista independiente que soy hace más de dos décadas, me asiste el derecho a preguntarle a tan acuciosa investigadora del triste destino de los trabajadores estadounidenses ¿por qué no emprende otra cruzada periodística sobre la mala suerte de los nuestros?

¿O acaso desconoce La Diva de los Amanuenses en Cuba que entre los primeros actos de la revolución en favor de la clase obrera cubana estuvieron la confiscación de los humildes negocios particulares, las medianas y pequeñas empresas, las exitosas industrias y compañías privadas y el cierre de todas las centrales sindicales y otros sectores gremiales? ¿No sabe que además fueron fusilados algunos trabajadores del sector eléctrico por reclamar su derecho a manifestarse?

¿Niega tener los suficientes años en las costillas para conocer por experiencia propia en el gremio periodístico que ya el 19 de enero de 1960 el periódico Avances fue nacionalizado; un mes después, el 24 de febrero, le correspondería el turno a El País, y con poca diferencia de tiempo el 9 de marzo El Mundo correría igual suerte, sin que ninguno de sus dueños fuera recompensado?

Finge desconocer o tiene miedo decir que el 31 de marzo del propio año la intervención y fusión de todos los medios de información radiales y televisivos privados en una tenebrosa y sumisa cofradía comunista que, bajo el nombre de FIEL (Frente Independiente de Emisoras Libres), excluyó del gremio todo medio que no fuera estatal y prohibió la libertad de asociación, expresión y opinión a los trabajadores del sector hasta el día de hoy, algo más de seis décadas después.

¿No ha escuchado siquiera el run run de que en algo más de seis décadas tanto el derecho a la libre sindicalización como a la huelga han sido prohibidos o derogados? ¿Desconoce que a pesar de la violación –por la dictadura cubana– de esas y otras normas de la Organización Internacional del trabajo (OIT) existe un movimiento sindical independiente dentro de la isla cuyos integrantes son perseguidos acosados, encarcelados y obligados a exiliarse?

¡Qué pena, Juanita! Tan cerca de las penurias de los trabajadores estadounidenses y de otros países, y tan lejos de la miseria, indefensión y reclamo de los asalariados cubanos ¿No es esa una actitud tan ciega y tan sumisa que hace dudar de sus condiciones éticas y profesionales? Esa respuesta se la dejo a usted, en espera de que se la autoricen a dar sus mandamases.