jueves , 4 diciembre 2025
Trabajadoras sociales en Cuba.

Ruinas de la sensibilidad revolucionaria

El empeño oficial por sobrepasar plantillas refleja un enfoque distorsionado que, en lugar de resolver la crisis, maquilla sus causas.

La Habana (Sindical Press) – Cuba podría cerrar 2025 con una cifra récord de trabajadores sociales, según informó la viceministra primera del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Yaniris Hernández Vento, al diario Trabajadores.

El empeño oficial por cubrir e incluso sobrepasar las plantillas revela las distorsiones de un enfoque que, lejos de atender las causas reales del deterioro social, se limita a maquillar la crisis. No se trata de aumentar el personal en los barrios y ciudadelas con el propósito de brindar consejos donde, en realidad, se necesitan alimentos, artículos de aseo, medicinas, agua, medios para cocinar o incluso muebles tan simples como una mesa y un par de sillas.

La raíz de la miseria que desborda las zonas consideradas más vulnerables exige una reestructuración económica profunda, no alharacas mediáticas que pretenden exhibir un interés inexistente por resolver los males generados por el propio sistema de “ordeno y mando”. Con pesquisas, consuelos, palmaditas en el hombro y, si la ocasión lo amerita, hasta lágrimas solidarias, la dirigencia reproduce el mismo ciclo de simulación: aparentar preocupación mientras perpetúa la ineficacia.

Aunque no lo reconozcan, el modelo socialista está exhausto, sin margen alguno para regenerarse bajo los mismos preceptos que lo condujeron a la ruina. La revolución que prometió bienestar terminó convirtiéndose en el yunque y el martillo donde se trituraron las esperanzas de cuatro generaciones.

Los nuevos trabajadores sociales conocen la realidad que duele y se expande sin control: cumplirán con su cometido sin ilusiones, conscientes de que nada cambiará. En medio de la escasez, su tarea se reduce a acompañar la caída sin frenos del nivel de vida. Su incentivo principal será el salario, escaso pero necesario, en un entorno donde ellos también son víctimas del desastre.

En Cuba, el trabajo social no tiene un sentido humanista, sino político e ideológico. Es una maniobra más para tapar las grietas de un sistema agotado: una pose altruista vacía de contenido, diseñada para sostener la apariencia de un Estado que hace tiempo dejó de cuidar a su pueblo.