lunes , 23 junio 2025
Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la CTC y miembro del Buró Político, junto a la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, durante de un seminario nacional sobre el proceso de consulta del anteproyecto del Código de Trabajo, junio de 2025. (Trabajadores)

Nuevo código del trabajo: ¿ficción o reciclaje de una vieja costumbre?

Lamentable la ausencia de pragmatismo, sentido común y un auténtico posicionamiento a favor de la clase trabajadora en la Isla.

Pittsburgh (Sindical Press) – La pasada semana se celebró un seminario nacional sobre el proceso de consulta del anteproyecto del Código de Trabajo, dando inicio a la preparación de dirigentes sindicales y representantes institucionales que participarán en su discusión en los colectivos laborales entre septiembre y noviembre de 2025, según informó el diario oficialista Trabajadores.

En primera instancia, resulta paradójico que se valide un conjunto de leyes supuestamente orientadas a beneficiar a los trabajadores, cuando las proyecciones a futuro indican todo lo contrario.

Una vez más la ideología marca los derroteros de una serie de objetivos que terminan diluyéndose en moratorias y fracasos cubiertos con las habituales máscaras de la prensa oficial, diseñadas en los talleres del partido y elaboradas, al pie de la letra, por el ejército de amanuenses.

Es lamentable la ausencia de pragmatismo, sentido común y un auténtico posicionamiento a favor de la clase trabajadora.

Las recomendaciones especializadas provenientes de organismos, universidades y los sindicatos que han dado lugar a sostenidas modificaciones del documento, que según la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, va por su versión 16, no garantiza que sean tomadas en cuenta si no se avienen a los intereses de la cúpula gubernamental, focalizados en la continuación del modelo que niega la descentralización de las fuerzas productivas y se afianza en la idea del control absoluto del Estado sobre la economía.

Los fundamentos jurídicos del anteproyecto —presentados como revolucionarios en el ámbito laboral y también en el funcionamiento del Partido y en los compromisos internacionales del Cuba en estos asuntos— no facilitan una comprensión realista del acontecer nacional, donde predomina la desidia en grado superlativo, la mediocridad sin límites y otros síntomas que denotan la inviabilidad de un sistema que solo ha funcionado a golpe de subsidios foráneos, hoy sujetos a la eventualidad y mínimos en comparación a la magnificencia de décadas anteriores.

Me pregunto: ¿darán el visto bueno a los convenios 87 y 98 de la OIT, relativos a libertad sindical y la protección al derecho de sindicación, y sobre el derecho de sindicación y negociación colectiva, respectivamente?

¿Le proporcionarán información a la Comisión de Expertos de la OIT, tramitada hace muy poco, sobre las políticas abusivas contra el personal de las brigadas médicas enviados a terceros países, como ha denunciado insistentemente la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC)?

Es impensable que esos tópicos sean valorados como parte de un cambio sustancial en las estructuras del sistema, en este caso del ámbito laboral.

Lo cierto es que la continuidad, proclamada a diestra y siniestra, se mantiene a toda costa con una sobredosis de retórica y atrincheramientos, mientras las condiciones de vida se hunden y el trabajo se desvaloriza a velocidad crucero.

Por si quedan dudas de la vulgar pérdida de tiempo y del bulo que se intenta presentar como algo serio y esperanzador, termino con una muestra de cinismo del secretario general de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y miembro del Buró Político, Ulises Guilarte de Nacimiento.

“No hay otro lugar en el mundo donde un gobierno someta a debate con los trabajadores la ley laboral antes de aprobarla”.

Como diría un buen amigo: ¡Apaga y vámonos!