jueves , 10 octubre 2024

Un bolero, el Gato Pardo y la nueva constitución

Poco se ventila en los debates sobre la nueva constitución sobre el derecho a la libertad de opinión y asociación

La Habana, Cuba | Cuba Sindical Press – Mientras el derecho al matrimonio igualitario, la propiedad privada o personal, y el tiempo  de permanencia de los gobernantes en el poder centran los debates que aparecen en la televisión nacional, poco se ventila sobre el derecho a la libertad de opinión y asociación, o se enmascaran en una papilla política que para muchos significa “de esos temas, ni hablar”.

El tapabocas ideológico al tema lo dio el gobernante Miguel Díaz-Canel durante el recién finalizado X Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), cuando en una mezcla de sentencia teatral-revolucionaria-mística, expresó: “Se es o no se es” (una parodia del “Ser o no ser” de Shakespeare), “Dentro de la revolución, todo; fuera de la revolución, nada” (de Fidel), o el apotegma bíblico “los que no estén conmigo están contra mí”, que mantendrá prohibida todo tipo de opinión, expresión y asociación contrarias a la oficial.

Si bien en algunos aspectos económicos y sociales se propone una mayor apertura o inclusión, todo quedará a discreción de un gobierno que responde al único partido permitido en el país, y que rige, de forma irrevocable –según recoge la anterior constitución y la que vendrá– los destinos de una nación en crisis económica y social, a perpetuidad.

Pero del lobo un pelo, dicen otros que sobreviven del juego sucio de la corrupción, el mercado negro, la prostitución, el éxodo de un familiar, una misión en el exterior o un pequeño negocio privado, cuya realización está bajo la vigilancia y control de un Estado policial y patrón, que admite, regula o prohíbe el trabajo sexual, el envío de remesas desde el más allá, quién sale o no, o quién puede vender un tamal o reparar un techo o un colchón.

Nada que pase en Cuba o con un cubano le es ajeno a este Gran Hermano vigilante y censor que hace polvo, silencia o desaparece todo lo que se oponga u obstruya su forma de gobernar; no importa si la persona vive en Katmandú, Senegal o Lión, ni si el hecho sucede en Puriales de Caujerí, Mayabeque, Las Mantecas, Guaro, Tin con tin, Bolondrón o Manatí.

En el tiempo que estén en el poder –legislan hasta la eternidad– ni el más mínimo espacio para opinar, asociarse o expresar algo diferente a la ideología política impuesta en el país existirá, en una nación vendida como una democracia popular y solidaria a quienes reciben en el exterior los beneficios, atenciones y recursos que no reciben los que viven en Cuba.

Es decir, que de aprobarse las reformas a la constitución, se podrá cantar a dúo con Orlando Contreras el clásico bolero “El cuartico está igualito”, o expresar la paradoja “cambiarlo todo para que nada cambie”, como dice Tomassi de Lampedusa en su novela El Gato Pardo, y concluir con “cambiar todo lo que deba ser cambiado para que todo siga igual”. | vdominguez4@gmail.com