La zafra 2025-2026 inicia bajo pronósticos críticos, ingenios paralizados, escasez de insumos y un colapso industrial que amenaza desplome histórico.
La Habana (Sindical Press) — A pocos días del silbato de arrancada, todo indica que la zafra 2025-2026 será una repetición, quizá peor, de la anterior: aquella que dejó apenas 150.000 toneladas de azúcar, el rendimiento más bajo registrado por una industria que durante décadas sostuvo buena parte de la economía cubana.
Las cifras del pasado iluminan el desplome. Entre 1962 y 1968, el país produjo entre 3 y 5 millones de toneladas; en 1969-1970 llegó a 8,5 millones tras el impulso voluntarista de Fidel Castro y su fallido empeño en lograr los famosos 10 millones. La movilización nacional hacia los cañaverales y el derroche de recursos llevaron al país al borde del colapso, del cual solo salió gracias a la asistencia de los camaradas del Pacto de Varsovia.
En los años 80 Cuba promedió 8 millones de toneladas anuales. Ese dato hace todavía más crudo el contraste actual: solo 9 centrales molerán en la próxima campaña, frente a los 161 activos en 1959. La dimensión de la caída habla por sí sola.
Uno de los pocos ingenios aún en pie es el “Melanio Hernández”, en Tuinicú, Sancti Spíritus. Pero su participación está en duda. Según el diario Granma, los atrasos en las reparaciones podrían impedir el arranque previsto para mediados de diciembre.
Las declaraciones de Antonio Viamontes Perdomo, director del complejo agroindustrial, ofrecen una lectura inequívoca de lo que puede esperarse en el recuento final: alude a la escasez de neumáticos, baterías para las máquinas, medios de transporte y a la limitada disponibilidad de equipos ferroviarios. A ello se suma la situación en los campos: cañaverales tomados por bejucos debido a la ausencia de herbicidas, una garantía casi automática de bajos rendimientos.
Aunque no lo mencionó explícitamente, todo apunta a que el combustible será otro de los escollos. Con estos factores combinados, varios especialistas estiman que la producción podría caer por debajo de las 100.000 toneladas, un récord histórico negativo.
El colapso de una industria de raigal importancia en la historia, la economía y la cultura de la Isla, confirma el agotamiento del modelo de ordeno y mando.
Sin dudas, muy amargo.