domingo , 7 diciembre 2025
El ganadero Narciso Ramón Ramírez conversa con Miguel Díaz-Canel en su finca de Ranchuelo, durante el segundo ciclo de visitas territoriales, el 24 de julio de 2025 (captura de pantalla, Canal Caribe)

El teatro itinerante de Canel y su comitiva

Presentar supuestos éxitos en algunas cooperativas no garantiza que el cubano promedio tendrá los alimentos que necesita para vivir decentemente.

(Sindical Press) – En la finca “El Progreso”, ubicada en la ciudad-municipio de Ranchuelo, el éxito no es un cuento de camino, según el reporte publicado en el diario Vanguardia, de Villa Clara, la pasada semana. Allí, el finquero, Narciso Ramón Martínez Machado, junto a un grupo de campesinos, eliminaron completamente el marabú en 67 hectáreas de las 94 que administra junto a su esposa. A su historial de proezas hay que agregar los beneficios reportados cada año en la producción de pastos y cultivos varios, sin olvidar su comprometimiento ante el mismísimo presidente designado Miguel Díaz-Canel en aportar un número considerable de hortalizas al municipio con el fin de sustituir importaciones.

Toda esta alharaca mediática parte del segundo ciclo de visitas que realiza la máxima dirección del partido a territorios del país, con la intención de reimpulsar la idea de que el socialismo es la única vía para alcanzar una abundancia, hasta ahora localizada en la papelería de los burócratas y como parte del descaro de una dirigencia, experta en promesas sin cumplir y coreografías de similar factura a la presentada en la localidad villaclareña, donde comenzó el periplo del selecto club de bribones e incompetentes, disfrazados de altos funcionarios.

Mientras el hambre avanza sin frenos por todo el país, carecen de sentido tales payasadas. El hecho de presentar, supuestos resultados satisfactorios, en un puñado de Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) y Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) no quiere decir que el cubano promedio tendrá a su disposición los alimentos que necesita para una existencia más llevadera.

La realidad es lo suficientemente poderosa para apagar el ruido de los compromisos del personal encargado de sacarle el mayor provecho a la tierra y la falsa preocupación de un liderazgo, desprestigiado y que insiste en vender una imagen que se difumina entre la agonía de millones de personas subalimentadas y sin esperanza de ver las tarimas de los agromercados llenas de productos a precios asequibles.

Puede ser que Ranchuelo no sea el peor sitio en cuanto a los indicadores de miseria, pero nada que ver con esas proyecciones grandilocuentes que al final no compaginan con las expectativas reales ni con un presente cargado de problemas, de diversa índole, que afectan a más del 90% de la población en todo el territorio nacional.

A falta de voluntad para liderar los necesarios cambios estructurales que conducirían al fin del racionamiento y la inflación, el elenco partidista vuelve a los escenarios móviles, decidido a hacer gala de su histrionismo.

En Ranchuelo fue el estreno. No se sabe el número de funciones de Canel y su comitiva. En lo que sí no hay dudas, es en la ausencia de sorpresas. El libreto es el mismo, desde que Fidel Castro lo redactó en la década del 60 de la pasada centuria.