jueves , 4 diciembre 2025

¿Reforma laboral o simulacro político?

¿Acatarán las obligaciones presentes en los Convenios 29 y 87, que abordan el trabajo forzoso y la libertad sindical, respectivamente?

Pittsburgh (Sindical Press) – Lo novedoso en el enfoque del Anteproyecto del Código del Trabajo, que comenzará a discutirse en los centros laborales del país en septiembre próximo, según dio a conocer Guillermo Ferriol Molina, presidente de la Sociedad Cubana de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Unión de Juristas de Cuba (UNJC), es un calificativo difícil de sostener frente a los resultados prácticos. Difícilmente se convierta en una hoja de ruta que beneficie realmente a la clase trabajadora.

Las sospechas de estar ante otro escenario marcado por la simulación y la retórica vacía no son infundadas. El núcleo ideológico del sistema permanece intacto, suficiente para deducir que cualquier iniciativa transformadora —en este caso favorable a una mejoría notable en el ámbito laboral— está descartada de antemano.

En el documento final abundarán las florituras retóricas y las alusiones relevantes con escasa o nula incidencia en la realidad.

Que se hable de “trabajo digno” y de la optimización del acceso a los órganos judiciales y prejudiciales ante conflictos laborales, como dejó entrever Ferriol Molina, en el diario Trabajadores, no significa que esto pueda garantizarse en un contexto de crisis generalizada y parcialidad judicial en favor de los intereses del partido único.

Con una economía en recesión por más de 12 trimestres consecutivos, inflación galopante, una depreciación acumulada de la moneda nacional de más del 1,500% desde la reforma monetaria de 2021 y una escasa disponibilidad de empleos atractivos, encontrar un trabajo que dignifique es extremadamente complicado. Ni hablar de la supuesta funcionalidad de los tribunales en una sociedad lastrada por la venalidad y la indolencia.

Del conjunto de planteamientos traídos a colación por el funcionario en torno al próximo Código de Trabajo, llaman la atención las menciones a la adecuación a los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a una mayor protección de los derechos de las personas trabajadoras.

¿Acatarán las obligaciones presentes en los Convenios 29 y 87, que abordan el trabajo forzoso y la libertad sindical, respectivamente?

¿Se respetará lo dispuesto en los Convenios 98, 111 y 112, sobre negociación colectiva, no discriminación y política de empleo?

Cuesta creer en un viraje tan radical en un régimen que, aun después de ratificarlos, se ha negado sistemáticamente a cumplir los mandatos de la OIT.

Todo indica que la discusión del Anteproyecto, las consultas y el despliegue mediático forman parte de una estrategia dirigida a crear una apariencia de confianza entre los aspirantes al disfrute de los supuestos beneficios.

Lo más probable es que todo ya esté decidido. No sorprendería que así fuera. Al fin y al cabo, todo ocurre bajo la sombra de la “continuidad del socialismo” proclamada, una y otra vez, por Díaz-Canel.