En ese “progreso”, a todas luces ficticio, aparece ahora algo tangible, pero igualmente enmarcado en el embaucamiento y la burla
Pitsburgh (Sindical Press) – Entre las “novedades” que se anuncian para fin de año en Cuba vuelve a aparecer una avalancha de expectativas en torno a la superación de los contratiempos sociales y económicos, de los que muy pocos logran escapar.
No falta el entusiasmo en las plataformas mediáticas del Partido ni en las reuniones donde la claque de funcionarios repite, una y otra vez, el mantra de soluciones que nunca llegan. Es un ciclo de pronunciamientos huecos, incompetencias y prórrogas infamantes.
En ese supuesto progreso, a todas luces ficticio, aparece ahora algo tangible, pero igualmente enmarcado en el embaucamiento y la burla: para diciembre, el poligráfico de Holguín contará con un equipo de impresión a color gracias a la generosidad de la República Popular China.
A partir de entonces la prensa nacional será impresa a color en esta parte del país. Un salto estético que no alterará los patrones comunicacionales dictados por los ideólogos del Partido en su empeño por aceitar los oxidados mecanismos del sistema.
El problema no está en la tinta, sino en el contenido. No se trata de maquillar con cromatismo lo que se publica, sino de mostrar todas las aristas de la realidad. Sin embargo, el periodismo oficialista ha perfeccionado el arte de distorsionarla siempre en favor de las políticas disparatadas del gobierno y sus nefastas consecuencias.
Colorear las mentiras en un tiempo donde la existencia pende de los hilos del hambre, la escasez de medicinas y la inflación creciente, redefine el cinismo que ha caracterizado a la línea editorial del entramado mediático instaurado tras la eliminación de la prensa libre en los años 60, del siglo XX, por orden de Fidel Castro.
Sería ingenuo esperar reportajes sobre el número creciente de familias que malviven en casuchas y edificios en peligro de derrumbe, acerca de los efectos psicológicos de la falta de gas y corriente eléctrica, la baja tasa ocupacional, la escasez de empleos o el drama de la drogadicción y los suicidios de los adolescentes, un fenómeno que, en Holguín, constituye la quinta causa de muerte, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
La nota publicada en Granma sobre el colorido de los papeluchos oficiales es una afrenta a millones de cubanos que esperan por verdaderas novedades: aquellas que alivien el vía crucis diario.
Los holguineros recibirán con desgano esos nuevos matices gráficos. Porque lo importante no es el color, sino que llegue el papel a sus manos, ya sea para envolver la basura, limpiarse tras las evacuaciones o avivar las llamas de los fogones que arden a ras de tierra sobre trozos de madera seca debido a la falta de gas y de la vergüenza de los responsables de tantas desgracias.