La revolución cubana trabaja sobre bases científicas, e inmuniza el medio ambiente levantando una montaña de residuos en cada esquina.
La Habana (Sindical Press) – No acabo de entender el presunto despiste o bajo nivel de apreciación mostrados por mi colega y amiga, Gladis Linares, en su artículo “El castrismo y sus virus que nos hacen caer como moscas”, publicado esta semana en la página digital de Cuba Net. Porque si bien no tengo nada que objetar a la veracidad de su texto, noto que deja de abordar ciertos matices que definen las causas de la Siete Plagas que asolan el país.
Según Linares, que no Palomo —ella torea de frente los retorcidos tarros que adornan las cabezas de los miuras pensantes que lideran las embestidas del régimen contra la población—, “las alertas saturan y estremecen las redes. Los cubanos estamos cayendo como moscas”, y nadie puede negar que tiene toda la razón en lo que dice.
Tampoco resultaría honesto desmentir que “uno o varios virus nos mantienen en cama con fiebre, debilidad extrema, dolor de cabeza y articulaciones, vómitos, diarreas, erupciones cutáneas y otros síntomas” enumerados en su artículo. Mucho menos negar que “no son pocos los que refieren incontinencia urinaria e intestinal”.
Sin embargo, la colega omite señalar que “Cuba es un país de hombres de ciencia”, es decir, investigan, realizan experimentos en los laboratorios ideológicos del PCC, crean todo tipo de alimañas, bichos, desatan enfermedades raras, virus, plagas, todo bajo un elaborado Plan de Virulencia Revolucionaria, con el noble propósito de crear anticuerpos políticos en la población para lograr un estado de esclavitud inmortal.
¿Acaso la Linares no se ha dado cuenta de los niveles de aguante o resiliencia que muestran los cubanos de a pie? ¿Piensa que cualquier bitonguito burgués residente en un país donde impera el capitalismo salvaje, el desmadre social por sobrevivir, podría soportar, sin apenas levantar la voz, en completa obediencia, control y mansedumbre, más de seis décadas de miseria sin expresar su opinión personal?
¿O, como los enemigos cree que tantos años de hambre, apagones, sed, plagas, virus reclamos, represión, éxodos y otros hechos de intrascendencia social son casuales o nacidos de la desidia o maldad de las autoridades? No, colega, no. Detrás de cada una de las supuestas desgracias que sufren los cubanos se encuentra una estrategia científica y altruista de probar los límites de “resistencia creativa” de los cubanos.
Cuando uste dice “estamos cayendo como moscas” por causa de siete virus como el Dengue, La Chucungunya, el Oropouche, el Zica o el misterioso e indefinible “eso que anda”, no miente, pero se preocupa demasiado. Primero desaparecerán los cubanos que las moscas y los virus. El medio ambiente de la isla hay que preservarlo.
Según el homeópata sanitario Bienvenido Morfita Delano, especialista en desechos sólidos y líquidos de la empresa Aguas Negras de La Habana, así como experto en la cría, proliferación y preservación de Basureros Estatales S.A., la solución científico sanitaria diseñada por la revolución para combatir las Arbovirosis o Siete Plagas es que la insalubridad con insalubridad se acaba, como demostrará el régimen cubano.
De acuerdo con el manual sobre la Higiene Social en Cuba, escrito por el susodicho y publicado bajo el título “La fetidez perpetua”, en la Editorial “La Mugre”, del Comité Central del Partido, la saturación de olores perros resulta el mejor antídoto para insensibilizar el olfato y de esta manera evitar el rechazo de la población a los detritus.
Como usted comprenderá, colega, la revolución cubana trabaja sobre bases científicas, activa sus basureros en cada cuadra a imagen y semejanza de un CDR y, sobre todo, inmuniza el medio ambiente de las localidades y levanta, como un monumento a la ofensiva revolucionaria, una montaña de residuos en cada esquina del país.
En Ciego de Ávila, según el periódico territorial El Invasor, se liberaron alrededor de 40 millones de moscas en los cañaverales y otros sectores de la agroindustria provincial para entrenarlas y, cuando termine la zafra, estén adiestradas en el combate contra el mosquito que, piensan algunos despistados o ingenuos es el transmisor de los virus.
De igual forma, las autoridades de La Habana preparan un contingente de guasasas culeras (con el perro que habitan incluido) para planear sobre los basureros en busca de larvas de Aedes aegyptis, comérselas y poner fin al ruido sobre una de las tantas virulencias que, por décadas, ha impuesto el socialismo castro comunista en el país.
Eso se lo aseguro yo, Nefasto El epidemiólogo.