lunes , 23 junio 2025

China: Protestas laborales y la rebelión silenciosa de los “rat people”

Plataformas digitales eliminan referencias a huelgas y modelos de inteligencia artificial como DeepSeek han sido entrenados para censurar los contenidos.

(Agencias) – Durante las primeras semanas de junio de 2025, China enfrenta una profunda agitación en su panorama laboral. Mientras trabajadores de fábricas mantienen protestas por despidos, salarios impagos y abusos contractuales, una creciente subcultura juvenil conocida como los “rat people” (gente rata) emerge como forma de resistencia pasiva al sistema económico y laboral dominante.

A lo largo de los últimos meses, pero con especial intensidad entre mayo y junio, China ha sido escenario de múltiples protestas laborales en sectores como la manufactura, la construcción y la electrónica. Estas protestas han respondido a despidos masivos, cierres repentinos de fábricas sin indemnización y el impago prolongado de salarios y beneficios sociales.

En la ciudad de Dao, en la provincia de Hunan, trabajadores de Guangxin Sports Goods iniciaron una huelga tras el cierre intempestivo de la planta. Aunque la protesta comenzó en marzo, los trabajadores continúan exigiendo compensación en junio. En Suining, provincia de Sichuan, empleados de Shangda Electronics salieron a las calles para denunciar impagos desde enero de 2025 y ausencia de aportes a la seguridad social desde el año anterior. Las manifestaciones han continuado en la primera semana de junio, frente a la falta de respuesta por parte de la empresa y autoridades locales. En Tongliao, Mongolia Interior, trabajadores de la construcción amenazaron con arrojarse desde edificios si no se les abonaban los salarios atrasados. Aunque el caso se conoció en mayo, los testimonios más recientes indican que la situación no se ha resuelto del todo. En Jiaxing, provincia de Zhejiang, empleados de Shengdi Optoelectronics protagonizaron una serie de protestas consecutivas en abril. A inicios de junio, se reportaron nuevas convocatorias, pese a la fuerte vigilancia policial. Uno de los casos más visibles ha sido el de miles de trabajadores de las fábricas transferidas de Jabil Inc. a BYD, en las ciudades de Wuxi y Chengdu. Los empleados acusan a la nueva administración de romper compromisos laborales, aplicar recortes salariales y degradar las condiciones de trabajo. Las protestas comenzaron en abril, escalaron en mayo y han tenido réplicas en junio, con nuevas manifestaciones espontáneas y quejas documentadas en redes sociales y por organizaciones de monitoreo.

Estas protestas, que se han extendido desde el sur industrial hasta el noreste del país, muestran un patrón común: empresas que desaparecen sin liquidación formal, reducción de sueldos sin previo aviso, evasión de seguridad social y represión de cualquier intento de organización sindical independiente.

En paralelo, una nueva forma de disidencia emerge entre los jóvenes urbanos chinos. Se hacen llamar “rat people” y adoptan una vida de aislamiento, mínima interacción social y total renuncia a las expectativas laborales tradicionales. El fenómeno, viral en redes como Douyin, Xiaohongshu y Weibo, representa un rechazo frontal al modelo “996” (trabajar de 9 a.m. a 9 p.m., seis días a la semana).

Muchos de estos jóvenes viven en habitaciones sin ventanas, en sótanos, en condiciones precarias. Rechazan el consumo, la competencia y el sacrificio constante que se les exige para apenas sobrevivir. Algunos monetizan su estilo de vida como protesta simbólica, vendiendo productos asociados a su estética o promocionando monedas como “RatCoin”.

Aunque distintos en su forma, tanto las manifestaciones obreras como la protesta silenciosa de los rat people comparten un trasfondo común: el desencanto con un sistema que exige entrega absoluta sin ofrecer estabilidad, respeto ni perspectivas reales de mejora. La frustración por la precariedad, el endeudamiento y el agotamiento emocional tras años de presión ininterrumpida ha terminado por desbordar los canales oficiales.

La censura, además, ha intensificado esta crisis: las plataformas digitales eliminan referencias a huelgas, y modelos de inteligencia artificial como DeepSeek y Qwen han sido entrenados para bloquear cualquier mención a conflictos laborales, protestas sociales o críticas al sistema productivo, dificultando aún más la organización y visibilidad de los conflictos.

China atraviesa en 2025 una crisis social silenciosa y persistente. Las protestas visibles y las resistencias invisibles —como las de los rat people— muestran que millones de trabajadores y jóvenes han dejado de creer en la promesa de progreso basada en la obediencia y el sacrificio sin garantías. Ante la represión, muchos gritan; otros, simplemente, se esconden bajo tierra.