Cuba necesita rescatar la cultura cívica y laboral de la República para reconstruir la nación sobre bases éticas y democráticas.
(Cuba Sindical) – En un reciente acto público celebrado en los Estados Unidos, el vocero del Directorio Democrático Cubano, doctor Orlando Gutiérrez Boronat, recordó que “el 10 de octubre de 1868 es la fecha más importante de la historia de Cuba”. Aquel día, la nación eligió el camino de la independencia y la soberanía, no por rechazo a España —de quien somos hijos—, sino por el derecho natural de quien alcanza la madurez y busca su lugar entre las naciones civilizadas.
Días después, el 20 de octubre de 1868, montado sobre su caballo, Pedro (Perucho) Figueredo —uno de los insignes patriotas que acompañaban a Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera y Maceo Osorio— compuso la letra de nuestro Himno Nacional, colofón de una visión patriótica y soberana, culta y cultural.
Duro fue el esfuerzo. Treinta y cuatro años de sacrificio y esperanza culminaron el 20 de mayo de 1902, con el nacimiento de la República, que durante 56 años nos colocó, por su excepcionalidad, en la cumbre de las naciones más civilizadas de América.
Hoy expiamos la culpa de haber querido ser la nación más próspera del hemisferio: la más rica culturalmente, la más amable y la más tolerante. Purgamos esa aspiración con pobreza, miseria, falta de libertad y ausencia de visión de futuro. Tal remordimiento ahoga a la nación y a sus ciudadanos, y provoca que muchos de nuestros mejores compatriotas —empleados, estudiantes, empresarios y académicos— huyan de nuestra amada patria.
Sesenta y seis años de asfixiante régimen comunista no han logrado destruir nuestra cultura política y artística. En los últimos cinco años, más de mil doscientos cubanos han sido encarcelados por motivos políticos, prueba de una sociedad que persiste en reclamar sus derechos..
Nuestra cultura laboral y profesional, heredada de la República, necesita ser rescatada: el compromiso, el respeto, la innovación, el trabajo en equipo, la honestidad y la transparencia en las decisiones; el liderazgo democrático, participativo y transformacional; la creación de un ambiente de confianza, apoyo mutuo y competencia sana entre empleados, profesionales y empresarios. Todo ello forma parte del reto.
También nuestra cultura empresarial debe rescatar los valores de responsabilidad, innovación, respeto e integridad. Es preciso creer en la mejora continua de los productos y servicios, poner al cliente en el centro del propósito y fomentar la creatividad y la productividad.
Esa es la ruta para honrar a nuestros padres fundadores, para sacar a la patria del marasmo en que se encuentra. Para que, cómo escribió Rubén Martínez Villena en su Mensaje lírico civil, “nuestros hijos no mendiguen de hinojos la patria que los padres nos ganaron de pie.”
Dios bendiga a Cuba y a los cubanos
Cuba Sindical, 13 de octubre de 2025