La ministra de Trabajo cubana defendió en Ginebra el sistema laboral con un discurso divorciado de la realidad del país.
La ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, defendió el sistema laboral cubano en la 113ª Conferencia Internacional del Trabajo, que se celebra en Ginebra hasta el 13 de junio, en un discurso divorciado de la realidad de Cuba, en el que descargó en causas externas las responsabilidades por las miserias de los trabajadores y habló de “compromiso” del régimen con el multilateralismo y la justicia social.
Según Feitó, la mayoría de los trabajadores en Cuba están formalmente empleados y protegidos por un sistema de salud, educación y seguridad social universales, pero omitió decir que sus salarios reales los hunden en la pobreza.
La ministra señaló al embargo estadounidense como el principal obstáculo para mejorar las condiciones laborales en Cuba y suprimió cualquier mención a las denuncias internacionales sobre la falta de libertad sindical en la Isla, la represión contra sindicatos independientes y las restricciones a derechos laborales básicos.
El activista cubano Joel Brito, representante de la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC) en la conferencia, denunció un profundo desfase entre el discurso oficial del Gobierno cubano y la realidad que vive el pueblo.
En declaraciones a DIARIO DE CUBA, Brito consideró que las palabras de la ministra cubana describen a un país muy distinto al que hoy enfrentan los cubanos. “Daba la impresión de que esta señora vive en otro país del mundo, como Costa Rica o Chile, donde sí hay justicia social, salarios justos y servicios básicos. No en Cuba, donde hay apagones de 18 horas, crisis alimentaria, un sistema de salud colapsado y niños que no pueden ir a la escuela por falta de electricidad”, dijo.
El representante sindical independiente insistió en que la retórica oficial sobre resistencia y sacrificio presente en la intervención de la funcionaria está completamente desconectada de los problemas que afectan a la Isla. “El embargo no tiene nada que ver con la deformación estructural de la economía cubana, ni con una inflación del 700%, ni con el colapso del sistema electroenergético nacional. Todo eso es responsabilidad directa del régimen cubano”, afirmó.
Joel Brito calificó la intervención del régimen ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como un intento de “baño de castidad” mientras se siguen violando derechos laborales fundamentales en la Isla.
“Cuba ha firmado más de 90 convenios de la OIT, incluidos los fundamentales, y no cumple con ninguno. El Comité de Libertad Sindical ha emitido ya seis informes con recomendaciones al régimen, y ninguno ha sido acatado. En 2025 viene otro más”, advirtió.
Denunció además que el régimen continúa sin permitir la existencia de sindicatos independientes ni el derecho a huelga o negociación colectiva, lo que constituye una violación directa de los principios de la OIT. “Vienen aquí a hablar de justicia social mientras reprimen a trabajadores, niegan libertades sindicales y empujan a cientos de miles a emigrar”, señaló.
Brito, quien llamó la atención sobre la notoria reducción de la delegación oficial cubana este año en la conferencia, criticó que sus representantes, lejos de centrarse en los problemas reales de la clase trabajadora cubana, han preferido “dedicar su tiempo a causas ajenas, como la de Palestina, vistiendo trajes que ningún trabajador cubano puede permitirse”.
“Cuba necesita elecciones libres, una economía de mercado y una transformación a favor de los trabajadores. Repetir las mismas mentiras durante 65 años solo genera rechazo y más protestas en las calles”, dijo.
Sindicalismo independiente, sin derecho a réplica pero presente
La ASIC participa en la conferencia de la OIT a través de la Alternativa Democrática Sindical de las Américas (ADS).
“Es un proceso complicado, estamos acreditados por la ADS, pero no tenemos derecho a réplica, a intervenir, votar etcétera. Eso es un reto, pero lo importante es que ellos (el régimen) sepan que estamos y que hacemos el trabajo con todos los presentes”, señaló Brito.
Durante su intervención en el evento, Sonia Margarita Viñerta de Rodríguez, integrante de la Junta Continental de la ADS, denunció la situación de violaciones sistemáticas a los derechos laborales y sindicales en Cuba.
Señaló que, pese a los cinco informes del Comité de Libertad Sindical (caso 3271), el Gobierno cubano no ha implementado ninguna de las recomendaciones emitidas. Recordó que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha documentado múltiples restricciones a la libertad de asociación, represión contra sindicatos independientes y un ambiente hostil para el ejercicio autónomo de la actividad sindical.
Viñerta hizo un llamado urgente a la OIT y al sistema interamericano de derechos humanos para que refuercen su vigilancia sobre La Habana, promuevan políticas públicas que garanticen el trabajo decente y exijan el respeto irrestricto a la libertad y autonomía sindical. En su discurso, subrayó la necesidad de una respuesta firme de la comunidad internacional ante este clima represivo que amenaza la vida y los derechos fundamentales de las dirigencias sindicales independientes en Cuba, como es el caso de Iván Hernández Carrillo.
“Quien debía estar representando a la ASIC en la conferencia de la OIT es Iván, pero por razones conocidas no puede salir del país, no lo dejarían regresar”, denunció Brito.
Hernández Carrillo, exprisionero político del Grupo de los 75, condenado durante la Primavera Negra de 2023 a 25 años de prisión, ha sido detenido en repetidas ocasiones —la más reciente el 21 de mayo—, interrogado y amenazado con cargos como “atentar contra el orden constitucional” o “mercenarismo”, delitos que conllevan hasta 15 años y pena de muerte, respectivamente. Sufre vigilancia constante en su hogar, advertencias de que será encarcelado e incluso amenazas de muerte y acoso en redes sociales atribuibles a simpatizantes del régimen.
Organismos internacionales como la CIDH han otorgado medidas cautelares a su favor y rechazado las restricciones a su movimiento impuestas por el régimen, mientras ha recibido apoyo de sindicatos de América y Europa.