jueves , 4 diciembre 2025
Allien de los Reyes Ruiz, de 31 años, liniero C.

Familia de liniero gravemente lesionado en Las Tunas reclama ayuda a las autoridades

Aunque los medios oficiales ocultan la mayoría de los siniestros, las historias son conocidas en los centros laborales del país.

La Habana (Sindical Press) – Allien de los Reyes Ruiz, de 31 años, liniero C del municipio de Jobabo, en Las Tunas, estuvo ingresado en el hospital provincial de Las Tunas Ernesto Guevara de la Serna tras sufrir un accidente de trabajo mientras manipulaba líneas de alta tensión. Como resultado del suceso, le fueron amputadas ambas manos y una pierna.

Según explicó Liván Monteagudo Rivero, secretario provincial de la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC) en Las Tunas, el accidente ocurrió un domingo, día en que Allien estaba oficialmente de descanso. “Lo fueron a buscar para hacer un trabajo que no le correspondía, porque era un trabajo para un liniero A y él no contaba con esa categoría. Además, le dijeron que las líneas estaban en frío, y no era cierto. Esa fue la causa del accidente”, afirmó Monteagudo.

La tarea que le encomendaron estaba relacionada con la conexión de un parque fotovoltaico —infraestructura que convierte la luz solar en electricidad mediante paneles solares con células fotovoltaicas—, lo cual implica intervención directa en líneas de alta tensión. Allien no contaba con la categoría profesional ni la preparación requerida para dicha labor.

Tras el accidente, su familia reclama al Estado cubano y a la Empresa Eléctrica una silla de ruedas eléctrica para que pueda desplazarse de forma autónoma. Uno de los hermanos, visiblemente indignado, declaró: “En cualquier país democrático a mi hermano tenían que indemnizarlo por los daños físicos y emocionales que ha sufrido, pero aquí en Cuba esto es la jungla, por eso reclamamos, no pedimos, reclamamos una silla eléctrica para que pueda moverse”.

Aunque los medios oficiales ocultan la mayoría de los siniestros, las historias de linieros alcanzados por descargas eléctricas, trabajadores atrapados en tolvas de arroz o muertos por derrames de sustancias químicas son conocidas en los centros laborales del país.

De acuerdo con datos publicados por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), en 2024 ocurrieron en Cuba 934 accidentes de trabajo, con 975 personas lesionadas y 52 fallecidas. Aunque se reportan 564 accidentes menos que en 2023 (cuando se registraron 1.498), los especialistas advierten que estas cifras no reflejan toda la realidad, dado el subregistro crónico de estos hechos.

Además, los informes de la ONEI no incluyen los datos de accidentes y muertes del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) ni del Ministerio del Interior (MININT), lo que significa que las cifras presentadas podrían subestimar la verdadera magnitud del problema. Un ejemplo significativo de esta omisión es el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas en agosto de 2022, que causó la muerte de 17 personas, incluidos varios reclutas del Servicio Militar.

La ASIC ha cuestionado muchas veces los informes oficiales que presente el régimen. Su secretario general, Iván Hernández Carrillo, afirmó recientemente que los datos de la ONEI no reflejaban la realidad que enfrentan los trabajadores cubanos.

El régimen cubano, como único empleador del país, viola de forma sistemática los convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En particular, el caso de Allien de los Reyes Ruiz representa una grave transgresión del Convenio 155, que obliga a los Estados a garantizar condiciones seguras y saludables para los trabajadores, algo que fue ignorado al asignarle una tarea de alto riesgo sin estar capacitado ni debidamente informado. Asimismo, el Convenio 187, sobre el marco promocional para la seguridad y salud en el trabajo, también fue vulnerado por la falta de protocolos de prevención y supervisión técnica.

Además, en Cuba no existe la libertad sindical real, contraviniendo el Convenio 87 sobre libertad sindical y el Convenio 98 sobre el derecho de sindicación y negociación colectiva. Las víctimas y sus familias no pueden contar con mecanismos legales independientes que los representen o defiendan ante estos abusos. En muchos casos, como este, ni siquiera cuentan con indemnización o atención médica suficiente, lo que implica también el incumplimiento del Convenio 102 sobre seguridad social.

El gobierno cubano aún no ha ratificado varios convenios internacionales fundamentales que protegen a los trabajadores, entre ellos el Convenio sobre las prestaciones en caso de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales (1964) y el Convenio sobre un entorno de trabajo seguro y saludable.

Un estudio realizado por la ASIC, que documentó la muerte de 61 personas en accidentes laborales entre enero de 2022 y junio de 2023, también evidenció que los trabajadores cubanos enfrentan un deterioro general de su salud física, falta de una alimentación adecuada, altos niveles de estrés, sobrecarga laboral e insatisfacción constante con sus condiciones de trabajo.

La ASIC ha documentado y denunciado numerosos casos similares. Su labor incluye denuncia pública y presentación de casos ante organismos internacionales como la OIT. En palabras de sus representantes, estos accidentes no son fallos puntuales, sino “consecuencias directas de la negligencia administrativa estructural del Estado cubano”.

El Comité de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones (CEACR), órgano de supervisión de la OIT, destacó en su informe de 2024 que ASIC informó sobre deficiencias graves en seguridad y salud en el Hotel Saratoga, donde una explosión atribuida a infraestructura deteriorada dejó decenas de muertos. Este caso fue citado por la OIT como evidencia de incumplimiento del Convenio 155, que exige condiciones laborales seguras y saludables.

Mientras el régimen afirma ser garante de la justicia social, los trabajadores siguen siendo enviados a trabajos peligrosos sin formación, sin recursos, sin protección y, en caso de tragedia, también sin justicia.

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