lunes , 23 junio 2025

Turismo en Cuba: un meteórico viaje del esplendor al declive

El informe de Meliá revela que sus hoteles en Cuba operan con solo 40,5% de ocupación, reflejo del declive turístico.

Pittsburgh (Sindical Press) – Los solares que circundan el casco histórico habanero ya no son parte de la arquitectura que se reflejaba en el lente de los millones de turistas extranjeros extasiados con el contrapunteo de la pobreza del ambiente citadino y la alegría de sus moradores saboreando los tragos de un ron barato para olvidar las penas.

Aquella Cuba que despertaba el interés por sus raros contrastes y el eterno verano va quedando como reminiscencia de un pasado que fue relativamente mejor dentro de las condiciones establecidas por la revolución del racionamiento y el castigo, jamás la del sentido común y el amor al prójimo sin coletillas.

En el presente, la Isla es observada desde otras latitudes con expresiones que antagonizan con aquel espíritu festivo que sobresalía al degustar un mojito en el Floridita o al saborear un menú cubanísimo en la Bodeguita del Medio entre las notas de un son montuno interpretado con magistral profesionalidad.

Ese distanciamiento viene dado por una crisis económica de la que no se salvan ni las zonas reservadas para el disfrute de los visitantes foráneos.

Prueba de ello es el informe de la cadena hotelera Meliá, dado a conocer por estos días, donde se asegura que la ocupación de sus instalaciones en la Isla solo alcanza el 40,5% del total.

El texto revela además el desempeño positivo en todas las regiones del mundo con la excepción de Cuba, dando por sentado la continuidad de los problemas relacionados con los suministros y la escasez de energía.

Datos publicados a finales del pasado mes de abril por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) mostraron una caída del 29,7% del turismo en el primer trimestre del año, lo cual representó 237 169 visitantes menos que los recibidos en igual período del año precedente.

La notable reducción de personas procedentes de Rusia, Canadá, y de la comunidad cubana en el exterior fueron los catalizadores de una crisis con tendencia a empeorar en lo que resta del 2024.

Entre apagones, el pésimo servicio y el aumento de la delincuencia en las calles, los potenciales visitantes terminan eligiendo sitios más seguros y confortables del Caribe insular.

Cada día va quedando menos de aquel brillo artificial, pero tan cautivador para los ciudadanos del primer mundo prestos a inmortalizar con sus cámaras las sábanas blancas colgadas en los mullidos balcones de la Habana de intramuros, las pregoneras de la calle Obispo con sus atuendos de la época colonial y el gracejo del populacho que crece y muere en las inmundas cuarterías.