La medida revierte cambios introducidos en 2016 por Barack Obama, endureciendo nuevamente los requisitos lingüísticos para camioneros comerciales en EE.UU.
(Redacción) – El presidente Donald Trump firmó este lunes una orden ejecutiva que refuerza el requisito de dominio del inglés para los conductores de camiones comerciales en Estados Unidos. La medida, que revoca una flexibilización implementada durante la administración de Barack Obama en 2016, busca, según la Casa Blanca, mejorar la seguridad vial al garantizar que los conductores puedan comunicarse eficazmente con las autoridades, leer señales de tránsito y comprender instrucciones en situaciones de emergencia.
La secretaria de prensa Karoline Leavitt explicó que “hay muchos problemas de comunicación entre los camioneros en la carretera con los funcionarios federales y locales, lo que obviamente es un riesgo para la seguridad pública”. Añadió: “Vamos a garantizar que nuestros camioneros, que son la columna vertebral de nuestra economía, sepan hablar inglés. Es una política con mucho sentido común”.
La orden instruye al Departamento de Transporte a implementar pruebas de alfabetización en inglés como condición para mantener o renovar las licencias de conducción comercial (CDL). Además, se revisaran las licencias otorgadas a conductores no domiciliados para detectar posibles irregularidades.
La American Trucking Associations (ATA), una de las principales organizaciones del sector, respaldó la orden ejecutiva. “Damos las gracias a la Administración Trump por atender nuestras preocupaciones sobre la aplicación desigual de esta regulación vigente”, declaró Dan Horvath, vicepresidente senior de Política Regulatoria y de Seguridad.
La asociación recordó que la ley federal ya exige que los conductores puedan leer y hablar inglés para comunicarse con el público, responder a autoridades y completar registros obligatorios. Sin embargo, señaló que desde 2016 el requisito ha sido aplicado de forma inconsistente, lo que motivó al presidente de la ATA, Chris Spear, a enviar una carta al secretario de Transporte Sean Duffy solicitando una revisión urgente del enfoque actual.
La Owner-Operator Independent Drivers Association (OOIDA) también respaldó la medida. Su presidente, Todd Spencer, afirmó: “Las habilidades básicas en inglés son esenciales para leer señales de tráfico críticas, entender instrucciones de emergencia e interactuar con las fuerzas del orden”.
Diversos estudios estiman que más del 20% de los camioneros en Estados Unidos son inmigrantes, provenientes principalmente de América Latina, Asia y Europa del Este. En particular, los transportistas mexicanos que diariamente cruzan la frontera con mercancías exportadas hacia EE.UU. podrían enfrentar nuevos obstáculos administrativos si se interpreta la orden de forma estricta.
Según datos del Departamento de Transporte de EE.UU., en 2024 se registraron 5,94 millones de cruces de camiones desde México hacia Estados Unidos, más de la mitad de ellos por el puerto de Laredo, Texas, con más de 3 millones de cruces ese año. Esta cifra refleja la importancia crítica del transporte fronterizo y el posible impacto logístico si se afectan las operaciones de los conductores inmigrantes.
Asimismo, camioneros cubanos y centroamericanos, que han encontrado en este oficio una vía de estabilidad económica en estados como Florida y Texas, podrían verse afectados si no alcanzan los estándares de idioma exigidos. Aunque muchos son bilingües o tienen experiencia práctica, la exigencia de pruebas formales sin acompañamiento podría poner en riesgo miles de licencias activas.
Durante la pandemia de COVID-19, fueron precisamente muchos de estos trabajadores inmigrantes quienes mantuvieron operativa la cadena de suministros esenciales, enfrentando condiciones de alto riesgo. Organizaciones de derechos laborales han advertido que imponer requisitos lingüísticos estrictos, sin ofrecer capacitación o apoyo transicional, podría expulsar del mercado a trabajadores esenciales.
El endurecimiento del requisito de idioma podría generar demoras en inspecciones, dificultades logísticas y más presión sobre operadores que ya enfrentan exigencias regulatorias elevadas. También se verán afectados camioneros cubanos y centroamericanos, quienes han encontrado en este oficio una vía de estabilidad económica, especialmente en estados como Florida y Texas. Aunque muchos son bilingües o tienen experiencia práctica, la exigencia de pruebas formales sin acompañamiento podría poner en riesgo miles de licencias activas.
La escasez de conductores es un problema estructural del sector. La American Trucking Associations estima un déficit de más de 80.000 choferes, cifra que podría duplicarse hacia 2030 si no se toman medidas urgentes. La reducción de la inmigración ha agravado la escasez de mano de obra, generando demoras en entregas, aumentos de precios y cuellos de botella en la cadena de suministro.
La regulación federal (49 CFR 391.11(b)(2)) ha sido cuestionada en el pasado por su aplicación desigual y la falta de claridad en los estándares de evaluación. Si bien la legalidad de imponer este requisito no está en disputa, expertos advierten que una implementación rígida podría derivar en alegaciones de discriminación laboral, especialmente si no se proveen mecanismos de evaluación justos y accesibles. Organizaciones defensoras de derechos laborales podrían recurrir a la ley de derechos civiles (Title VII del Civil Rights Act) si consideran que el requisito impone una carga excesiva a grupos específicos sin una justificación clara.
La orden ejecutiva forma parte de una serie de acciones impulsadas por Trump en sus primeros 100 días de regreso al poder. En ese período, firmó 41 decretos, de los cuales 26 fueron órdenes ejecutivas formales, muchas de ellas centradas en inmigración, seguridad y regulación interna.