lunes , 23 junio 2025

Turismo en la Isla del Dr. Moreau

Aleaga Pesant Report analiza el colapso del turismo en Cuba y las propuestas inconexas del gobierno para reactivarlo. Señala que el sistema no garantiza inversión extranjera por falta de seguridad jurídica y propiedad sobre la tierra. Critica el aislamiento entre turistas y ciudadanos, el deterioro del transporte, la caída del número de visitantes y la ausencia de políticas coherentes. Además, cuestiona el papel del sindicato oficial de trabajadores del turismo, que no defiende ni a empleados estatales ni a cuentapropistas, y denuncia la decadencia estructural del sector.

Texto

En esta isla del Dr. Moreau, como escribió en su novela H. G. Wells, ya a finales de la República, en los años 50, la clase política se dio cuenta de la importancia del turismo. Parte importante de la inversión de la economía fue destinada a la industria turística.

Al imponerse el régimen comunista, el turismo, por supuesto se convirtió, en un problema, porque la prioridad —como en la isla del Dr. Moreau— era el aislamiento. De nada valieron playas como Varadero, Santa María y muchas otras, descubiertas paso a paso por la sociedad cubana. El turismo fue relegado al último lugar. Ya en la crisis de los 90, con el derrumbe del sistema comunista en Europa, el Dr. Moreau —ya saben de quién hablo— decidió que el turismo volvería a ser una oportunidad.

Hola, esto es Aleaga Pesant Report desde La Habana, Cuba, un compendio de la política, la sociedad y la cultura cubana. Hoy, en colaboración con Cuba Sindical, abordaré mal y rápido un solo tema: idas y venidas del turismo nacional.

Pero como dice Petronio, el árbitro del buen gusto: la prisa no es elegancia. Maleconazo: mientras la dama duerme, la oportunidad de enfrentarnos a nuestros demonios: los de los años 90, que algunos quieren olvidar —el derribo de las avionetas, el hundimiento del remolcador 13 de marzo, la revuelta de Regla, la masacre de Cojímar— tantos incidentes en tan poco tiempo que marcaron la ida y la venida de la nación cubana. Usted puede encontrar Maleconazo: mientras la dama duerme en Amazon, una edición de Ilíada, un centro con sede en Alemania.

Pero volviendo al tema de marras: ¿qué pasa con el turismo?

Los últimos datos llaman la atención. Decrece el número de veraneantes. Se pierden las conexiones aéreas internacionales que llegaban a Cuba o usaban a Cuba como puente. Mientras tanto, México, Jamaica y República Dominicana incrementan sus volúmenes de clientes, muchas veces más que Cuba. Veamos algunos datos sencillos:

Cuba, en 2018, tuvo 4,6 millones de visitantes; en 2024, apenas 2,2 millones. Jamaica tenía menos de 3 millones, y actualmente tiene 6. República Dominicana pasó de 6,5 millones en 2018 a 11,1 millones en la actualidad. Y no estamos hablando aún de México y su polo turístico Cancún.

Este decrecimiento de la industria turística —este caos, un país sin energía, sin autobuses, sin comida. ¿Quién quiere venir, por muy bonitas que sean las playas?— es evidente.

Ya en los 90, cuando se planteó el desarrollo turístico, Osmani Cienfuegos —entonces ministro de Turismo— tenía una visión clara: los turistas no debían ir a las ciudades. Se trataba de aislar al ciudadano del visitante. Por eso, la mayoría del turismo se concentró en los cayos y zonas apartadas, dónde el turista no tuviera contacto con el pueblo. Pero eso no funcionó. La gente quiere visitar esa gran ciudad que fue La Habana, el Gran Teatro, Camagüey, Cienfuegos, Trinidad o Santiago de Cuba. Lo que le interesa es el contacto pueblo a pueblo, que es la esencia del turismo.

Y mientras tanto, tantos años después, con una casta “oligofrénica y obesocrática” que solo piensa en su bolsillo, se sigue buscando un camino para salir. ¿Qué plantea el actual obesócrata primer ministro? Habla de actualizar el marco normativo y las políticas para estimular la inversión extranjera.

Nada más necio, no hay quien invierta en Cuba, con un sistema legal que no protege ni la propiedad ni la inversión.

Habla también de nuevas modalidades de negocios asociadas a inmuebles. Pero esto tampoco se puede, porque hay un problema grave por definir: la propiedad sobre la tierra. Hay edificios vacíos en El Vedado, en Cienfuegos, en la zona de Juraguá, que nadie toca. ¿Por qué? Porque no hay propiedad clara sobre la tierra. Cada vez que hay un derrumbe en La Habana, quedan espacios vacíos porque no hay a quién asignarle esa propiedad para reconstruir.

Marrero también propone el arrendamiento de instalaciones turísticas. Pero si el país está en baja, ¿quién va a venir a arrendar? ¿Quién va a invertir?

También habla de facilitar operaciones en moneda extranjera. Pero si quieres controlar el dólar, tienes que abrir el mercado financiero. Sin eso, nadie va a venir, ni a invertir, ni a visitar.

Y por último, propone aceptar pagos en efectivo en dólares y euros. Uno se pregunta: ¿y por qué no se hace ya? ¿Y por qué los cubanos no pueden hospedarse en hoteles? Si eso es lo más atractivo para un turista: conocer a una persona común, hablar con un cubano, intercambiar.

Y surgen más preguntas: ¿qué piensa Yudí Rodríguez Hernández, del secretariado del Buró Político del sistema de servicios turísticos? ¿Qué dice Juan Carlos García Granda, actual ministro de Turismo y sucesor de Marrero? Justo ahora, cuando se acaban de quemar seis guaguas en Camagüey… ¿qué pasará con el transporte público? —que ya no existe, y peor aún, no se permite el desarrollo de un sector privado serio de transporte. Hablamos de autobuses, no de camiones improvisados.

Y no menos importante y clave para esta conversación: ¿cuál es el papel de Morales Venegas, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Hostelería y el Turismo? ¿Cuál es su papel? —aparte de intentar controlar, por una parte, a los trabajadores de los hoteles y los servicios extra hoteleros, por otra parte a los cuentapropistas que están estimulando la industria del turismo.

¿Cuál es el papel de estos tres personajes, que son claves en el proceso de toma de decisiones de nuestro país?

El turismo sigue. Nadie sabe a dónde va. O sea, sigue yendo hacia donde nadie sabe. Porque cada vez siguen decreciendo cifras y números… “el dato mata al relato”.

Les recuerdo: esto es Aleaga Pesant Report desde La Habana, Cuba, en colaboración con Cuba Sindical. Y si los noticiarios dan información, nosotros la ponemos en contexto. (Ed. CS)