sábado , 6 diciembre 2025

Romper el ciclo: Colombia no merece repetir la historia

(CGT) – Decir que el país va mal no es una exageración ni una postura política: es una constatación que se siente en las calles, en la economía familiar, en los indicadores sociales y en el ánimo colectivo. Pero reconocerlo no implica, en absoluto, absolver a los gobiernos que nos precedieron. Colombia no llegó hasta aquí por obra de un solo gobierno; llegó por la acumulación de errores, omisiones y promesas incumplidas que atraviesan varias administraciones.

Que este gobierno haya llegado al poder no es una anomalía histórica: es la consecuencia natural de los pobres resultados de quienes gobernaron antes. La pobreza persistente, la inequidad que parece enquistada, la informalidad que ahoga a millones, el desempleo que se niega a ceder y una inversión social insuficiente son problemas que no nacieron ayer. Son deudas estructurales que gobiernos anteriores no atendieron y que el actual tampoco ha logrado corregir, pese a su narrativa de cambio.

En 2026 tendremos una nueva oportunidad de rectificar el rumbo. Sin embargo, quien aspire a gobernar a Colombia debe partir de una verdad incómoda: si este gobierno lo hizo mal, los anteriores tampoco lo hicieron bien. Seguir gobernando con parches, improvisaciones o promesas grandilocuentes no resolverá los desafíos profundos del país. Colombia necesita una visión de largo plazo, decisiones técnicas, sentido de Estado y una reforma estructural que deje de pensar en ciclos electorales y empiece a pensar en generaciones.

El peor error que podemos cometer es repetir el círculo vicioso que se activa cada cuatro años. Saltamos de un extremo al otro, avivamos odios, nos sumergimos en la polarización, caemos en los cantos de sirena del populismo y seguimos eligiendo caudillos que se presentan como salvadores, pero que terminan acumulando una nueva capa de frustración colectiva. Entre promesas de refundación y discursos de redención, se desvanece la Colombia real: la Colombia trabajadora, emprendedora, resiliente y profundamente decente, que siempre termina pagando las consecuencias de los desvaríos políticos.

Si queremos que 2026 sea un nuevo comienzo y no una nueva decepción, debemos exigir más, pensar mejor y votar con la mirada puesta en el futuro, no en la rabia del presente. Colombia no merece otro ciclo fallido. Merece, por fin, un proyecto de país que esté a la altura de su gente.

Jorge Iván Díez Vélez
Presidente Confederación General del Trabajo Nacional
Democrática e Independiente
presidencia@cgtcolombia.com.co